jueves, 29 de junio de 2017

Muchas, muchas, prohibiciones





- Perdone señor, pero están prohibidos los animales en esta terraza  -dice la camarera sin displicencia pero muy taxativamente´- Es la normativa sanitaria, lo siento. Aquí servimos alimentos y...

El lugar está en plena acera de una gran avenida por la que no cesa el tráfico, y hace calor, mucho calor.

- Me parece extraño porque en el bar de al lado nunca me han puesto pegas, aunque no hay problema. Me levanto y me voy, Lástima, me gustaba el sitio,
- Ya se que ha venido en otras ocasiones, siempre a esta hora, pero sin el perro. Son las leyes, ya sabe.

Se levanta y  toma la correa que sujeta al animal. Recoloca la silla y emprende camino. Ni un solo ladrido. Paso maniobra (como dicen los militares), paso jubilado (actualizado). Antes de desenfilar los toldos de la terraza el hombre hace una última aclaración.

- Deberían servirle algo al perro, si es que vuelve, solo, por aquí. Es mejor que su dueño, y creo que está mas sano. No fuma ni bebe. Yo no volveré más, ni con perro ni sin perro, pero si Cookie viene póngale lo que pida, que suele ser agua sin gas.

La camarera se queda estupefacta, algo contrariada, pero no indignada. La perrita es simpática.

-Y cárguelo a mi cuenta. Yo siempre pago.

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