Con detenimiento he releído Drácula, la mas famosa novela de Bram Stocker, y me ha parecido, de nuevo, interesante a pesar del uso y abuso que se ha hecho de la obra en sus ciento veinte años de vigencia. Interesante no significa excelsa, porque no lo es literariamente, pero si provista de cualidades y recursos, así como dotada de un ritmo narrativo casi actual , Veamos.
La temática no era nueva en 1897, recordemos el relato Carmilla de Sheridan Le Fanu (también irlandés como Stocker) y que le precedió, así como el ambiente de fin de siglo cuajado de devociones espiritistas y fantasmagóricas. Aunque Stocker nunca estuvo en Rumania se había documentado lo suficiente o al menos le habían "piado" las particularidades de dicho país, y dentro de una trama que no profundiza en su historia política ancestral (Vlad III si existió y fue un rey muy cruel) supo encajar las descripciones de los lugares de forma acertada. No obstante, a mi modo de ver, lo más relevante de la obra no es la dimensión de terror que contiene sino los elementos conceptuales que incluye en el tiempo en que fue escrita, como algunos aspectos de rabiosa modernidad tecnológica, y oscuras premoniciones.
Aparece la grabación sonora de notas habladas en el fonógrafo de cilindros de cera que utiliza John Seward, uno de los personajes clave. El grafoton fue introducido por Graham Bell en 1880.
La comunicación entre el grupo que dirige el profesor Van Helsing es incesante y se hace mediante telegramas, lo que suponía, por entonces, algo similar a un correo electrónico en los albores de la era informática.
La dinámica, a veces electrizante, de trabajo en equipo, reuniones, y su coordinación, se incorpora como clave del objetivo, un modelo superponible a la estructuración empresarial de la actualidad,,
Los continuos viajes de Van Helsing entre Londres y Amsterdam reflejan el imprescindible papel de la rapidez en las comunicaciones para cualquier organización moderna.
La mecanografía que claramente substituye a los manuscritos se exalta a lo largo de toda la novela, compitiendo claramente con la taquigrafía, cuya primera patente se registró en Nueva York en 1872, y no se comercializó en Europa hasta unos años más tarde.
La psiquiatría científica, como estudio profundo de la patología mental frente al confinamiento indefinido de pacientes, se escenifica en el personaje de Renfield recluido en el hospital y bajo el control médico de Seward. Freud había nacido en 1856 y en el año de la publicación de Drácula tenía tan solo 21 años..
El tratamiento con hidrato de cloral, un fármaco sedante y somnífero descubierto y puesto en circulación en la década 1870, estaba al alcance de muy pocos pacientes..
El empleo de linternas eléctricas a pilas durante la navegación en lancha de vapor por los ríos rumanos, inventadas en la misma década en la que Stocker escribió la novela.
Las armas modernas, semiautomáticas, utilizadas en el apresamiento de la caravana de gitanos que transporta al Conde hacia su morada, como el Winchester 1894, que data de ese año.
Evidentemente Stocker no reparó en diseñar una novela novedosa pero, sobre todo agregó el concepto de contaminación por la sangre de una lacra, en este caso la trasformación de los seres humanos en vampiro, que supone una extraña premonición, tal vez, de la pandemia del SIDA. Esclavizadas las víctimas para siempre, estas replican y transmiten la condición de lo infernal, por inoculación. Si bien no existe en toda la novela una escena erótica implícita (el mundo de la época victoriana no lo permitía) si pueden inferirse sin rebuscamiento momentos cifrados de sexualidad y hasta de pornografía, como el ataque del Conde a Mina Harker a quien obliga a lamer la sangre de su pecho después de haber mordido su cuello, o en la escena del castillo en la que Jonathan Harker es acosado por tres vampiras voluptuosas.
Para concluir, Drácula es una novela clásica que va más allá de lo que realmente pretendió Stocker y que contiene, misteriosamente, aspectos malignos encriptados como profecías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario