jueves, 8 de marzo de 2018

Drácula: más que Stoker y más que una novela



Al terminar de leer una prolija biografía de Bram Stoker llego a la conclusión de que, aparte del género literario en el que se clasifica, Drácula no es más que la continuación de Frankenstein y que ambas novelas corresponden a un pálpito premonitorio del futuro  en lugar de a escalofriantes relatos de terror. Mary Shelley murió cuatro años después del nacimiento de Stoker, es decir que no se conocieron nunca, lo cual no invalida su conexión conceptual con el Romanticismo más profundo, y aunque sus vidas fueron bien distintas compartieron la visionaria idea de un mundo en el que las transformaciones, en todos los órdenes -y hasta lo impensable-, habían recibido el pistoletazo de salida. Siglo XIX, el siglo que lo rompía todo para permitir que los fragmentos de su fractura se combinaran  en infinitas probabilidades, como más tarde Kurt Goedel puso en clave matemática con sus celebres teoremas de la incompletitud ( si un sistema es coherente no puede ser completo). En ese trasiego misterioso del pensamiento a la idea y de la idea a su demostración, y de su demostración a la aplicación, y de la aplicación a la interacción real en lo físico psíquico y social, discurre la nueva Era por una vereda nunca sospechada en tiempos pasados, dentro de los cuales el determinismo lógico y los axiomas teológicos cerraban a cal y canto cualquier alternativa diferente. A Stoker le tocó dar la última pincelada con sus redivivos ambientados en Transilvania, donde por cierto nunca estuvo.

Entre los dublineses egregios han habido grandes literatos, curiosamente,  como Bernard Shaw, Oscar Wilde, Sheridan le Fanu, y el propio Stoker, aunque este nunca alcanzara la maestría  de los demás. Todos ellos fueron contemporáneos y llevaron vidas radicalmente distintas en sus glorias y en sus avatares. A Stoker le tocó servir a un grande de la escena, Henry Irwing, y se ganó la vida  como secretario y "chico para todo" del divo teatral.  A priori no resultaba probable que alguien esclavizado por el ingente trabajo de una gran compañía en continuas giras por Inglaterra y Estados Unidos tuviera visos de escribir una novela tan extraña, tan exitosa, y sobre todo tan visionaria. Pero así fue. El resto de sus obras no alcanzaron la fama y tampoco su ambiente laboral y social en Londres. pudo suponer un claro acicate para crear una obra tan exclusiva como Drácula, sin embargo, algo que no recogen sus numerosas biografías, incluso las más documentadas, le trajo la inspiración. Parece que el éxito editorial radicó en incluir aspectos de modernidad científica a los horrores sobrenaturales del vampiro en el texto, pero aún con todo falta una pieza clave que explique  la intuición de Stoker en un fluido (la sangre en la novela) que  garantice una existencia eterna.. ¿Quién le susurró la idea, aun con toda la parafernalia gótica del momento, de cobrar vida absorbiéndola de otros seres por los siglos de los siglos?

Por el momento he empezado a releer la novela, con gran detenimiento.

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