Hace poco más de un año cayó en mis manos un artículo médico titulado Effect of Generational Composition on the Surgical
Workforce, que traducido significa Efecto de la composición generacional en el
personal quirúrgico, firmado por Kimberly
Vanderveen y Richard J. Bold, dos cirujanos de la Universidad de California
dedicados a la Cirugía oncológica. El texto no hace referencia a aspectos
técnicos ni clínicos de los tumores
malignos, sino que analiza las
diferencias psicológicas y sociológicas de los profesionales quirúrgicos en relación a su edad y por tanto bajo qué
influencias globales, familiares, y de entorno,
se han formado como personas y como médicos. Diferencian
cuatro generaciones: Veteranos
(nacidos entre 1900 y 1945), Generación
del Baby Boom (nacidos
entre 1945 y 1965), la Generación X (nacidos entre 1965 y 1980), y la Generación de fin de Milenio (nacidos entre 1980 y 1999). De cada una de
ellas definen desde sus rasgos humanos más relevantes hasta los arquetipos más
genuinos de sus respectivas infancias y adolescencias, pasando por el entorno
familiar de aquellos años, los
movimientos sociales y los progresos tecnológicos acontecidos. Así, los Veteranos
están fuertemente influidos por el patriotismo, su rasgo psicológico más
destacado es la lealtad, y se hallan
inmersos en una organización profesional de corte militar. Las cosas cambian en
la siguiente generación, la del Baby Boom (estallido de natalidad), que alcanza la prosperidad, en un tiempo en el
que aflora el optimismo general como señal de la época, en la que se produce la
Guerra fría, llega la televisión a todos los hogares, y en la que nace, por
ejemplo, Bill Gates. Los siguientes van a ser menos favorecidos por las
circunstancias, la denominada Generación X. Son la generación del escepticismo,
la de los niños cuyos padres se divorcian y tienen la llave de una casa vacía
al volver del colegio, en tiempos de escándalos políticos como Watergate, de
jóvenes estrellas del rock que se suicidan por la incapacidad de asumir el
éxito masivo sin el hipotético consuelo de las drogas como Kurt Cobain
(cantante de Nirvana). Una generación acuciada que no digiere la fuerza
expansiva de un materialismo creciente impulsado por la irrupción de las tecnologías informáticas, o la
pandemia del SIDA. Gente más difícil que no acepta el mando, que busca
dirigirse a sí mismo. Con esta perspectiva, y con la progresiva implantación de
los medios de masas, la previsible evolución de la siguiente generación no se
presume esperanzadora, pero de nuevo el rumbo
varía. La Generación de los nacidos a fin del Milenio se desarrolla en un ambiente de multiculturalismo
que aproxima posturas y resiste mejor la
invasión del boom tecnológico, se unen a él en lugar de temerlo, se tornan más
realistas. Ese realismo es su rasgo personal más destacado, y se adhieren a
colaborar en distintas causas al servicio de un teórico mundo mejor. El perfil
de los cirujanos de los últimos cien años queda así esquematizado. En el texto
se discuten los pros y los contras de cada generación con una acertada
ponderación basada en la experiencia de los dos autores.
Lo más interesante es que el artículo baraja las interrelaciones de
esas distintas generaciones que coexisten en mayor o menor medida en los
equipos quirúrgicos, aunque los más jóvenes se encuentren todavía en fase de
formación profesional. Todos interactúan y hacen complejo el desarrollo de las
misiones y actividades. Complejo no significa difícil ni imposible, significa más
laborioso y más multifactorial. Las tareas delicadas requieren muchas sensibilidades,
aceptando aquellas innovaciones y aportaciones de interés de los profesionales
involucrados en los procesos. Requieren entente cordial y concentración para
lograr el buen fin, siempre bajo objetivos
razonados y razonables. En cualquier caso debe balancearse con el mayor
acierto posible el impacto de cada profesional con su peculiar estilo de vida,
incluyendo lo mejor de cada generación sin que ninguna de ellas capitalice de
forma exclusiva el modo de hacer individual.
Este papel, publicado en 2008, puede
hacerse extensivo a cualquier aspecto de la vida profesional de nuestra
sociedad. En cualquier ámbito laboral o social estas generaciones están
presentes, trabajan codo a codo, y el verdadero talento reside en darles a cada
cual su proyección y expectativas, pero también en restringir sus peculiares tendencias
negativas. Todo desiderátum perfeccionista no es viable, por lo que es mejor
quitárnoslo de la cabeza. Sin embargo, no sería mala cosa recuperar la confianza
en la siguiente generación, la que ha empezado a nacer en el nuevo milenio y
que es todavía una incógnita. Visto todo lo anterior solo apostando por ella
desde nuestro rol de predecesores, es decir, dedicándoles atención y esfuerzos,
es probable que obtengamos un digno relevo. Probable.
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