lunes, 31 de octubre de 2011

Noche de Difuntos



Mi entorno, esta noche, ya no se llena de consejas ni de ritos funerarios, la tradición ha expirado como un mortal más, sin señas propias. A lo lejos, en la calle, oigo las voces de unos "fantasmas" que van, medio borrachos, a celebrar Halloween. También el mercantilismo occidental, muy occidental, ha enterrado a nuestro secular recogimiento para disuadirnos a todos en eso de rendir honores a nuestros muertos entre recuerdos, boniatos, y castañas . Esta noche es del pasado. Qué pena.

La ideología moderna, adjetivo inexacto, desdeña y oculta la muerte, y lo hace con un hedonismo descalabrado. No es muy recomendable pensar a menudo en la muerte pero en cambio recordar a nuestros difuntos supone un acto de excelencia sentimental. Eso me parece a mí. He visto bastantes muertos en mi vida profesional, pero confieso que sigo sin aceptar con naturalidad el final de la vida. Todo está bastante claro desde el punto de vista ontológico, pero muy oscuro en la ausencia definitiva de quienes nos abandonan. Su desaparición, por natural que nos parezca, origina un extraño trepidar del tiempo, como si el engranaje de la vida, tras la pérdida, bajase a otro nivel de andadura, como si se desarrollara, en adelante, en otro escenario distinto. Es, cómo decirlo, un cambio de rumbo en la globalidad existencial que transcurrirá sin su pulso transmitido al devenir de la comunidad de los seres vivos, la de los que seguimos estando.

Hay frases muy bellas para honrar a los difuntos, como aquella que hace alusión a que nadie muere verdaderamente mientras se le recuerda, a mi juicio demasiado poética. Sin embargo, recordar lo bueno que nos trajeron nuestros fallecidos puede que propicie una misteriosa adquisición en el plano espiritual de nuestra conciencia. ¿Y si, ese trasiego de retrospección, fuese un ciclo intangible de elementos inmateriales que vuelven a incorporarse a nuestra dimensión anímica?

No es más que una hipótesis no demostrada. Voy a apagar las velas antes de acostarme.

sábado, 22 de octubre de 2011

El comunicado



Era una crónica anunciada, el comunicado de ETA. A título personal lo considero una celada más de la banda terrorista dentro de su organigrama político-militar, ya que así es como se ha estructurado desde su fundación. Ahora es terrorismo político, y no vale aquello del cese de la violencia, es la continuación de la violencia por otros medios (parafraseando a Clausewitz). Sin asesinatos se vive mejor, sin duda, pero va a seguir la extorsión, ahora institucionalizada,"legal",va a seguir el acoso moral y ciudadano contra los que no piensen como ellos, el apartheid de los que no son sus correligionarios, y la imposición de una sociedad monolítica que no guarda respeto ni equidad hacia otras formas de pensamiento. Es el triunfo final de "su proceso", el que arranca desde mucho antes de 1959. Veamos.

Los vascos fueron desde el siglo de Oro el pueblo de élite de las sucesivas monarquías españolas. San Ignacio de Loyola, un personaje extraordinario donde los haya, fue un militar de la Corte de los Reyes Católicos, es decir en la fundación de España. Su vida fue una epopeya digna de las más alucinantes novelas de ficción, pero superándolas con su realidad. En su insólita biografía hay un pasaje que para mí define el peso social del pueblo vasco dentro de la nación española. Se le instruye un proceso por la Inquisición en Salamanca, dentro del cual se le acusa de judío entre otros cargos. Es entonces cuando uno de los ponentes del Tribunal aduce lo siguiente: "Judío no puede ser, porque es vasco", constando en acta. Queda libre con cargos menores. Un argumento salvador a todas luces, una condición de privilegio, de esas que se otorgan a aquellos que más próximos se encuentran al gran Poder. Y durante casi cinco siglos los destinos de España se han regido, directa e indirectamente, con la estrecha colaboración de esos personajes nacidos en el País vasco. La conquista de América, su colonización, está plagada de nobles vascos, sin ir más lejos. Puede que las clases de tropa sean extremeños, manchegos y castellanos, pero sus mandos, son vascos mayoritariamente. Así transcurren los siglos, en esa influencia de la predilecta sociedad de nuestros Reyes hasta que algo drástico ocurre en el siglo XX: la guerra civil española y los cuarenta años de franquismo. A pesar de que los años de dictadura siguen confiriendo relevancia a las castas vascas muy católicas y a sus entidades financieras e industriales, el futuro se empieza a ensombrecer para dicha oligarquía. En 1959 se organiza ETA, dispuesta a asestar golpes directos al Régimen y convirtiéndose en un problema nacional. El devenir histórico no resulta propicio a la élite: llega la Democracia. Para ellos supone la liquidación definitiva en su acceso al interior del Gobierno de España, el fin de la prebenda por designación directa, la imposibilidad de alcanzar puestos importantes en Madrid, porque las urnas, y solo las urnas, son quienes deciden. Es entonces cuando ETA se recrudece y golpea con sangre a un País que ha puesto fin a las oligarquías políticas con los votos libres de sus ciudadanos.

A mi juicio creo que esa sociedad, la vasca, siempre ha estado enferma de poder, y dicha patología ha ido cambiando de paciente, Desde aquel insigne Santo a estas hordas de Bildu. Siempre por el poder reaccionario. Ahora quieren seguir mandando sin límites, con su autodeterminación, reduciendo el mundo a un pequeño territorio tras el fracaso histórico de dominar el mundo en el Renacimiento español.

No es un problema menor, es muy contagioso. Recordando a un enciclopedista francés de la Ilustración: "la injusticia hecha a un hombre es una amenaza dirigida contra todos". Si triunfan las tesis de ETA y de Amaiur se cometerá una injusticia contra una pequeña sociedad, y quedarán todas las demás amenazadas. Al tiempo.

sábado, 15 de octubre de 2011

Gauche Divine


En aquellos tiempos existió un grupo heterogéneo de vividores al que, en Barcelona, se le llamó "Gauche Divine". Situados en la España de 1970, cuando Barcelona era todavía España, un estrato geológico de aquella sociedad que ya había saciado su hambre y su sed decidió que el paso siguiente era divertirse. Y así nació el círculo, por llamarlo de alguna manera, en octubre de 1969, exactamente cuando yo iniciaba la Carrera de Medicina. Eran gentes que se autoproclamaban intelectuales o artistas, algunos muy dudosamente y los demás de medio pelo. Por entonces la mayoría de jóvenes estábamos al margen de ese elitista movimiento (un pequeño apéndice apócrifo del Movimiento Nacional, mal que les pese a los otrora integrantes). Sus fiestas, sus reuniones, sus orgías, eran las de una casta favorecida por la dictablanda, en la que gozaban de todo lo que se puede gozar circularmente en su sentido más literal y con el plus añadido del morbo de la represión. Se sabían a salvo de todo mal y de las balas perdidas de la Policía Armada, que solo encontraban los cuerpos de obreros, así como de las palizas de la Brigada Político Social, atestadas exclusivamente a sindicalistas o a izquierdistas comprometidos. De los escasos incidentes contra el Orden Público debo decir que apenas se vieron envueltos, y se saldaron con alguna multa insignificante para sus bolsillos. Se creían superiores, sin más.

Tuvieron musa, Teresa Gimpera, tuvieron mentores, editores, perroflautas, filósofos de pacotilla, y, como no, mariquitas. Oriol Regás, José Mº Carandell, Esther Tusquets, Rosa Regás, Terenci Moix, y un largo etcétera de aparecidos que también querían probar bocado. Entre sus andanzas, que fueron casi todas privadas (vive la propiété priveé), vendieron la moto de la izquierda , pero una moto que no andaba y que solo petardeaba, cuya bujía había hecho la "perla". Esa fue toda su negrura en la negra España, entre copas, porros y orgasmos. Languidecieron cuando se adivinaba la democracia en el horizonte, cuando ya estaban listos para un nuevo objetivo: ganar muchísima pasta y detentar poder político, en cualquiera de sus versiones.

Los que entonces íbamos a pie, o a lo sumo en tranvía, no nos supimos percatar de que todos estos golfos sentían una jocosa conmiseración de nosotros, y en nombre de nuestra incultura se erigieron en proxenetas de la noche intelectual. Al final uno deduce que la extrema derecha no se lleva tan mal con las gentes burguesas de malvivir. Aunque algunos, unos pocos, se hayan arrepentido más tarde de pertenecer a la Gauche Divine no han podido borrarse el indeleble tufillo de su falsa izquierda, su falso arte, y su falsa dignidad.

Estas cosas sí fueron, entre otras, nefasta herencia del franquismo.

domingo, 9 de octubre de 2011

AÑOS DE VINO Y ROSAS



Es tiempo de lamentos, aunque también debería serlo de propósito de la enmienda. Pero no, sino todo lo contrario, porque la razón de esta crisis no es económica, es social. Cuando las cosas se ponen "fáciles" se inicia un proceso de acomodamiento en aquellas sociedades que no profundizan en el progreso, y nuestro país ha hecho exactamente eso. Para los gobernantes es muy simple, es el "laisser fair", apoltronados mientras corre el pan y el vino por doquier, vengan de donde vengan los sustentos. Y ese ha sido el gran error, la inacción durante los años de vacas gordas que ahora hemos empezado a pagar, y cuya duración no puede ser estimada. Sin ser agorero, creo que esto va para largo. Una rancia anécdota puede servir de ejemplo.

La escuché, con nombres y apellidos, durante una intervención quirúrgica hace muchos años, cuando era Residente de Cirugía (sepan que los cirujanos hablamos de muchas cosas mientras operamos, y sirva esto no para desmitificar sino para declarar sinceramente que estamos hechos de la misma pasta que el paciente a quien operamos). Pues bien, el relato fue de Ramón Trías, mi Jefe entonces y personaje extraordinario y cultísimo. Un amigo de su padre, allá por los años veinte, tenía una importante fábrica textil con otro socio, al 50%, y dos hijas jóvenes pero ya en edad de merecer. El negocio era próspero y se hallaban instalados en la alta burguesía catalana, que por entonces atesoraba pingües beneficios al rebufo del noucentisme industrial. Un día, mientras cenaban, el padre se dirigió a sus hijas y les dijo: " debéis casaros pronto, casaros bien, antes de que sea demasiado tarde". Las hijas quedaron atónitas ante la imperativa recomendación del pequeño magnate de las hilaturas y le respondieron alteradas. "Pero, por qué, tenemos solo veintipocos años, nos gusta vivir la vida antes de formar una familia, y nos lo podemos permitir en nuestra situación, no tenemos prisa". El cabeza de familia reiteró su consejo, hasta la obstinación, y las hijas, extrañadas, le preguntaron por el motivo de tanta premura en un buen casorio. "Pare, ¿quin problema hia?". El industrial les respondió: "Cada día dedico menos tiempo al trabajo, y mi socio cada vez más, y aunque todo marcha bien creo que acabará quedándose con el 100% de la fábrica". Las hijas desestimaron la misteriosa advertencia que su padre especulaba, y sonrientes le llenaron de arrumacos sin hacerle ningún caso. Pasó un tiempo y las sospechas se cumplieron. La familia se arruinó y las hijas se quedaron para vestir Santos.

Ignoro lo que nos ocurrirá a todos en el panorama económico y social, pero me preocupa más nuestra actitud como hijos del escenario actual que la consabida pereza de nuestro padres gubernamentales. Sabemos de lo haraganes y mafiosos que son , pero...¿quienes somos nosotros? y ¿qué podemos hacer?. La respuesta es nuestra.
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