Señor Pedro Sánchez,
No hay más que verle, en sus
sobreactuadas declaraciones institucionales, para descubrir que adora la
mentira y la falsedad en las que refugiarse de toda su ineptitud. Si que es
consciente de la difícil papeleta que le he tocado gestionar, cuya envergadura
le supera a todas luces, y es por ello que ahora nos amenaza oscuramente con
represalias a la información, algo muy propio de todo dictador empeñado en su
poltrona con febril obsesión. No debe ser usted un tipo de lágrima fácil, ni
siquiera de los que hacen examen de conciencia al menos una vez al año, en peligro
de muerte, o si se ha de comulgar, y por ello , a todos nos preocupa, Con un
país en manos de un político asentimental, que ni siquiera guarda luto
oficial por los fallecidos en esta guerra que usted si pudo, y debió, contener en
su momento, la incertidumbre nos invade
y la rabia nos enerva. Debería dar un paso al lado, y permitir que sea relevado
por quien tenga mejores maneras y sobre todo mejores ideas para salir de este
naufragio. Incluso en su propio partido estoy convencido de que hay gente capaz
para ello. Resulta indispensable, en todo momento difícil, actuar al menos con
honestidad, algo de lo que usted carece. Ese regodeo morboso y recurrente en
sus esquizoides contradicciones, que viene de atrás, ahora se ha convertido en
una trágica circunstancia, en una emergencia terrible con más de 20.000 muertos,
y le ha puesto en un brete muy complicado, pero usted sigue tirando de
indolencia y lo ignora, nos ignora a todos. Solo piensa en las argucias para mantener
el Poder, y mantenerse, en su elevado puesto, despreciando todo el dolor de
tantas familias, la desmoralización de miles y miles de sanitarios ante la
impotencia de salvar las vidas de muchos enfermos, el caos económico que nos
aboca a la miseria, el durísimo trabajo de todos cuantos posibilitan que
sigamos vivos, y la profunda herida en nuestra dignidad personal y colectiva.
No nos merecemos tanto daño, señor Sánchez.
Atendiendo a la realidad, no es
usted el único culpable de esta tragedia, pero si un cómplice necesario. Hay
algo apocalíptico en este proceso, es innegable, porque la consistencia de los
datos generales de esta pandemia así lo expresan. Somos los más castigados, con
la mayor tasa de mortalidad por millón de habitantes, eso no ha podido
silenciarlo. La Administración Pública bajo su mando ha demostrado una de las más
vergonzosas ineficiencias en la gestión de recursos y aprovisionamientos, esa
decimonónica Institución contaminada por un ostracismo de vieja fecha, que sus
mentiras electorales y soflamas de cambio no han conseguido adecentar. Usted,
desde que fue elegido presidente, se ha instalado en la torpeza de la egolatría
desde donde presenciar los juegos perversos que le ha propuesto su propio
gabinete y sus socios de gobierno, como un César de medio pelo moviendo el
pulgar, arriba o abajo, ante los lances de leones y gladiadores.
Me ruborizo profundamente por tanta
insolencia, señor Sánchez, y aunque a través de sus secuaces me aplique medidas
coercitivas, le digo: váyase y no vuelva.
Excelente post, Juan, una lástima que el sujeto a quien diriges la carta no vaya a leerla. Dice verdades como puños, pero no olvides que el hecho de que el Presidente del Gobierno de España sea alguien de la catadura moral de este Señor, es el reflejo de la degradación de la sociedad española, que lo he encumbrado. Tenemos lo que nos merecemos.
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