lunes, 29 de julio de 2019

La insoportable levedad de la Política





Visto lo visto no sería mala cosa seguir como estamos: con un gobierno en funciones, porque la vida no se ha parado y tampoco ocurre nada extraordinario, ni para bien ni para mal, así que ahora más que nunca cobra todo el sentido aquello de... "Madrecita que me dejen como estoy"


Puede parecer simplón, si, pero hay un punto de reflexión en el asunto. Me explico. Todo el esperpéntico espectáculo de las fallidas negociaciones (y no solo en lo que al Gobierno de la Nación se refiere , sino en Autonomías, ciudades, pueblos, aldeas, Corporaciones, etc.) es puro ruido, un canto de chicharras mucho más desafinado que el de los incesantes insectos veraniegos, cuyo objetivo no es otro que el de los beneficios exclusivos y personales de los llamados al festín, De eso, que a nadie le quepa la menor duda y , claro, en pleno siglo XXI en el que el  sentir social ya se encuentra mejor enraizado que en los tiempos feudales, a los votantes nos parece un grave insulto asistir a esa trifulca barriobajera de intereses con nombre y apellidos. Es su codicia y no la nuestra,  No nos interesan sus pactos o no pactos, sus agravios por pactar o dejar de pactar, mientras observamos que el pulso de la sociedad no se ha detenido y todo fluye de manera habitual. Toda una evidencia. 

A quien me dé un tirón de orejas por "tamaña irresponsabilidad", llamándome ignorante por no detectar los graves peligros de un sin gobierno, de lo que se puede avecinar si no se constituye un Ejecutivo legislador, le responderé con un argumento poderoso. Vayamos a una sucesión infinita de elecciones en los que la voluntad popular (la única legitimidad democrática) perpetúe en las urnas  eternamente unos resultados similares a los actuales, donde nadie en conciencia , o casi nadie, cambie su opción de voto y tengamos para siempre a unos mastuerzos como figurones de un Parlamento que nada pueden cambiar

Creo que con un marco básico, la Constitución votada democráticamente por el pueblo y redactada entre TODOS los partidos de entonces, sancionada por la Corona y desarrollada  con la estricta y efectiva herramienta de la jurisprudencia, tenemos suficiente  para navegar. Lo demás es la vida misma, nuestros oficios, nuestros negocios, nuestras relaciones, nuestros sentimientos, nuestras capacidades, nuestra historia colectiva, y la bondad que sepamos entregar en el día a día a nuestro entorno.

Señores políticos no es que sobren, es que están de más.

P.S.
(Señores de los Medios de Comunicación: dejen nos conciliar al menos el merecido descanso vacacional. Muchas gracias)

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