sábado, 11 de junio de 2011

¿La Cultura en la UCI?


¿Se ha muerto la Cultura, o sólo está en coma?. No se mueve, no abre los ojos, pero ¿respira?. Desde luego que algo grave le sucede. Es inquietante.

Allá por los años de la oprobiosa, la Cultura merodeaba y gozaba de buena salud, amenazada pero noenferma. Años en los que floreció, en los que germinó dando hermosos frutos, como si la tierra quemada aportase nutrientes fértiles a su savia, una savia muy sabia. Creció y se multiplicó en la escasez, porque la escasez aligera los pasos en busca de todo, y en esa precariedad se recorrieron todos los caminos. Desde los más grandes hasta los más anónimos desplegaron sus mentes y levantaron la casa en el solar yermo de la época. Hoy, lamentablemente, las cosas son bien distintas.



Aquellos fueron años sudorosos y de frío helador, en los que la sombra de una higuera y el fuego de una hoguera nos redimían de las inclemencias oficiales, y en esos corros se la alimentó de emociones, de ideas, y de acciones. Un soplo de inspiración se trasladaba, sin intermediarios, a la obra. Una genialidad recorría un escarpado sendero y alcanzaba la cima del triunfo esencial, sin subvenciones. Por entonces, una legión de defensores ofreció sus hombros para levantarla, y en ese colosal esfuerzo, casi con el estómago vacío, se alzó la Cultura que habitó entre nosotros.

Hoy es otra cosa. Arte humillante, literatura pestilente, música gutural. Bufones recogiendo monedas, inventores del mal vivir, poetas dela basura. Y detrás, en la tramoya, gentes que nada saben de Cultura repartiendo cazos de garbanzos a unos y sirviendo manjares a otros, prestando camisas, trapicheando como peristas de mirada torva. Son los electos de la nada que dirigen el olympo de las voluntades.

La Cultura se nos está muriendo. De nada sirven las apócrifas oraciones de los alternativos, son tan fútiles como las letanías de los meapilas, ni las ingentes sumas que se reparten los démocratas en la cueva de Alí Babá para levantar ídolos con pies de barro. Los antiguos mecenas han sido barridos por cargos públicos, sin oficio pero con beneficio. Ni un solo trazo de Miguel Angel, ni un solo color de Vincent, ni un solo verso de William, ni una armonía de Wolfgang, ni una rabia de Pablo, ni una curva de Antoni, todo borroso todo disonante, y el ser humano, que busca siempre y exclusivamente la luz, se está quedando a oscuras. En la oscuridad cabe bien todo lo falso, y es casi imposible encontrar lo auténtico.