miércoles, 17 de julio de 2013

Fin de Trayecto


Hace casi cuatro años inauguré este blog personal, y fue gracias a una invitación que me hizo la responsable de otro blog colectivo titulado Trazando Caminos.  Con cierta periodicidad he ido añadiendo  escritos (lo que ahora llaman post) hasta llegar a los 125, a día de hoy.  Al hacer balance de ello he comprobado que su calidad y su contenido no alcanzan el aprobado, como así lo reflejan las estadísticas, por lo que he decidido ponerle punto final.

Antes de terminar quiero dar las gracias a cuantos han tenido la deferencia (y la paciencia) de leerlo y de hacer comentarios, así como pedir disculpas a quienes se hayan sentido contrariados por mis opiniones, muchas veces desacertadas, Nada mejor, a partir de ahora, que librarles de un diletante literario de medio pelo que reconoce, eso sí, lo improcedente de atorrar sin profesionalidad alguna a lectores y lectoras. Les pido disculpas.

En estos cuatro años no han pasado muchas cosas relevantes, pero ha sucedido algo muy trascendente: ha pasado el tiempo. Tengo la sensación de que los humanos somos poco consecuentes con ciertas ideas, como la de la brevedad de la vida. Nos quejamos de lo corta que resulta pero olvidamos que la dilapidamos miserablemente en el ostracismo, la inacción, y el aburrimiento.

A los amigos un fuerte abrazo, y a los lectores anónimos también.

domingo, 30 de junio de 2013

Wert


Será antipático, adusto y, en apariencia, duro e insensible. Lidera una controvertida reforma educativa llena de inconvenientes y oposiciones que ha levantado ampollas en amplios sectores de la sociedad y en la Comunidad Docente. En definitiva, le ha tocado bailar con una de las más feas y su popularidad está bajo mínimos, pero… no va desencaminado. Este país se ha ido llenando de indolencia  en las aulas a costa de veleidades partidistas de los políticos y de mediocridad profesional entre los maestros. Ante los datos negativos registrados algo había que hacer, aunque no sé si se ha llegado en tiempo y forma.

         En materia formativa hay que exigir, claro que sí, y poner el listón alto  en los niveles de competencia de alumnos y profesores. Durante las últimas décadas se ha perdido calidad intrínseca y extrínseca en la Enseñanza, es decir en la que posee objetivamente el sistema educativo y en la que percibe  subjetivamente la sociedad. Esto es evidente, de ahí que la propuesta de Wert sea de perfil clásico. ¿No se asemeja este estilo al que existía en la generación previa que sustentó el cambio democrático? Sí, decididamente. En aquellos años setenta no se regalaba el pasar de curso, ni se daban aprobados “políticos”, las becas se acreditaban con notas mayores que un 6.5, y las relaciones alumno-profesor variaban muchísimo a nivel personal, no eran el cuerpo de doctrina, lo fundamental era aprender y demostrar con el duro esfuerzo del estudio lo aprendido. Parece una perogrullada, pero al final es lo único consistente y exitoso. Disquisiciones aparte, si hay un mínimo rumbo para la enseñanza es volver a la seriedad educativa, a la exigencia, y a la calificación objetiva por méritos. Las referencias de ello se encuentran en la filosofía griega, que muchos políticos y profesores deberían releerse (o leerse por primera vez) estas vacaciones bajo la sombrilla de la playa.

      Yo no hubiera rebajado el 6,5, Aminorar esfuerzos solo conduce a la depresión de cualquier sistema, mal que le pese a la opinión pública.

sábado, 15 de junio de 2013

Democracia.0





         Habrá que hacérselo mirar. La Democracia.0 no funciona. Puede que Churchill tuviera razón con aquello de que a pesar de todo es el mejor de los sistemas políticos, pero  el estadista era un hombre inglés que fumaba excelentes puros habanos donde le venía en gana. Ahora la cuestión de fumar es distinta, en aras a la perniciosidad broncopulmonar, coronaria, y ecologista.  Hemos pasado de un crimen pasional al año ,detallado por El Caso, a sesenta y tantos por violencia de género (qué melifluidad para llamar a un crimen). Hemos pasado de media docena de grandes corruptos y favorecidos por el viejo Régimen a más de 6000, conocidos, y al menos otros tantos desconocidos. Hemos pasado de una escuela adusta, pero efectiva laboralmente, a un 30% de fracaso escolar y a una legión de jóvenes sin empleo ni oficio ni beneficio. Y sobre todo, hemos perdido màs del 88% de alegría, exactamente el mismo porcentaje de la Deuda en relación al PIB. Desastre total.

         El país se ha vuelto confuso, maquinero, maquinador, muy tosco, mucho más que en aquellos tiempos, y ya  es decir. Los proxenetas de la Libertad (contertulios radikales, plataformistas, y pseudoprofesores izquierdistas o ciudananistas) campan a sus respetos exigiendo unas utopías más cercanas al misticismo teresiano que a cualquier análisis objetivo basado en  evidencias. Me recuerdan a aquellos predicadores dominicales de antaño que daban recetas de cocina en la pre-cuaresma para evitar que un despiste culinario hiciese incurrir a una familia entera en el pecado, es decir que por añadir un hueso de ternera al caldo de verduras, un viernes, te jugases una eternidad abrasándote en el infierno. Pues algo así. Son así de simples.

      Y la perspectiva, el futuro, no es tan incierto. A corto o medio plazo seguirá todo igual. Ricos de solemnidad manejando el cotarro, como siempre, abriendo sus bocas de perlas blancas para “quejarse” espúreamente. Remunerados de la Administración, un impresionante ejército que cobra puntualmente con media paga extra menos, murmurando en foros, bares y terrazas de lo mal que están las cosas. Subsidiados adaptados a la justeza que siguen abonados a Gol TV aunque tengan poca liquidez. Inmigrantes a la espera de volver a la sabana africana. Jóvenes, la generación mejor preparada de la historia, con pantalones llenos de chinazos y haciendo botellón. Neurásténicos o afectos del síndrome de Munchausen reclamando independencia.  Y políticos, políticos, bien pagados, bien follados, bien transportados en clase business. Defraudadores, centrocampistas, abanderados de la marca España, traficantes de armas, de droga, jueces estrella languideciendo en un marxismo multiorgásmico, hermanos del hermano de un Consejero autonómico, hijos nietos y de más familia, todos revueltos en el merengue.

           
            Qué distinto sería si por tanto mal se pagase en justa proporción, sin garrote vil y sin infierno, pero en el purgatorio de Alcalá-Meco (oportunidad para reactivar la Construcción en España mediante un macroproyecto carcelario). A un año de condena (cumplimiento íntegro de la  misma) por millón robado, y es una propuesta generosa, razonable, y aplicando una doctrina progresista.


jueves, 13 de junio de 2013

Un Dios prohibido


 
 
            No iré a ver la película “Un Dios prohibido”. Es mi “basta ya” personal contra la leña que alimenta  las brasas, o el fuego, de aquella lamentable contienda y todo lo que había sucedido y sucedió después de ella. Tanta necrofilia, en los dos bandos, me incomoda hasta el punto del absurdo, me subleva contra esa escalada de pesaje de  tropelías, bien que durante algunos años los entonces vencidos hayan reivindicado su silencio obligado durante el franquismo. Pero ya no más, aunque queden muchos interrogantes sin explicar, aunque nunca se llegue a saber todo acerca de los delitos cometidos por las dos partes, aunque queden cuentas pendientes, es hora de pasar página y comprometerse al “nunca más”.

            Películas  sobre la guerra civil se seguirán produciendo y realizando como recurso cinematográfico lucrativo, Queda taquilla todavía, y eso es lo más nefasto, sean éstas del signo que sean. Dicho sea de paso, dentro de pocos años, si el ritmo de entregas  de este género prosigue, se acabaran rodando mas metros de cinta que lo que duró en tiempo real aquella guerra. Otro absurdo. Magnificar el horror es casi lo mismo que alimentar monstruos, monstruos residuales en estos tiempos pero monstruos al cabo. Si todos hemos sufrido, indefectiblemente, la impronta de aquella tragedia deberíamos estar ya en condiciones de conciliar un punto final como herederos directos de una época negra de nuestra historia. Eso sería grandeza.

            Barbastro fue, durante aquellos años, un lugar especialmente cruel, aunque nadie podría establecer una clasificación nacional al respecto. Mientras los unos asesinaban, no en combate, los otros también Mientras unos perseguían, bajo las sospechas más que peregrinas, los otros también. Mientras se encarcelaba a las personas, a las ideas, a la mismísima Libertad, se consumaba el hundimiento de la gran aspiración de todo ser humano: vivir en paz. He ahí la gran tragedia. Pueden argumentarse jurídicamente o éticamente las responsabilidades de la contienda, y condenar, y sentenciar, pero la historia al final solo sirve para no volver a cometer el mismo error.

            Me quedo con las palabras escritas por mi abuelo a mi abuela la última noche de su vida antes de ser fusilado en 1938: perdonadlos. Y  nuestra familia así lo ha hecho.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Quirosentimientos


            



          No es ningún exorcismo, esa imposición de manos es un acto de intención curativa antiquísimo. Conozco bien, por mi profesión, lo que ha hecho Jorge Mario, el Papa Francisco, sobre esos jóvenes enfermos: les ha transferido un intuitivo e instintivo efecto chamánico. Y no es nada esotérico, sino la conexión física del mejor pensamiento a través de las manos. No soy erudito en la cuestión pero si he acumulado una experiencia de años como médico al respecto. Las enfermedades se curan o se remedian con la Ciencia, no hay milagro que valga, pero…hay cosas todavía inexplicables. Compartir mentalmente el proceso nosológico con el paciente predispone a la curación, a condición de que la terapéutica sea la correcta. En eso reside lo mejor de la Medicina, eficiencia y carisma unidos. Cualquier enfermedad, desde la más leve a la más grave, en pacientes conscientes, se combate mejor con la implicación humanitaria del profesional.

            Se dice, y está demostrado, que el homo sapiens aprendió a realizar pequeñas intervenciones quirúrgicas con sus manos y elementales instrumentos de sílex antes de estructurar su lenguaje. Las manos, esas que supo liberar el homo erectus cuando consiguió caminar erguido, son la clave del fenómeno evolutivo que ha hecho posible el desarrollo inteligente. Ningún ser vivo, excepto el hombre, posee unas manos tan hábiles y especializadas, y no es de extrañar por tanto que sean unos órganos  sumamente precisos para transmitir no solo funciones mecánicas sino emocionales. Este puede ser el nexo ancestral, antropológico y ritual, que mueve a determinadas personas a usarlas como un conector psíquico. Me tengo por científico basado en la evidencia pero he confesar que ese gesto, casi subliminal, de usar las manos para transmitir confianza  lo vengo usando a lo largo de toda mi vida profesional

            Entiendo perfectamente a Jorge Mario, ni exorcismo ni esoterismo, solo afecto profundo. Quirosentimientos.

P.S. Disculpen por acuñar  el término, un neologismo más. Me ha surgido espontáneamente, sin afán de nada.

domingo, 21 de abril de 2013

Terrorismo





           El monstruo del terrorismo se alimenta de los millones de pensamientos irresponsables que destilan los malvados de espíritu, entre los que pueden encontrarse un vecino un amigo o el conductor que nos precede en la autopista. Cualquiera puede ser uno de ellos, y esos odios se transforman en bocados nutritivos para las más perversas causas.

            Aún escuchamos, de cerca, frases brutales contra personas, instituciones, colectivos, o idearios. Así no se puede vencer la barbarie. Reparemos en el efecto multiplicador que posee esa abyección, ya que para mí no hay más explicación que el cortejo, íntimo y subliminal, de tanta violencia individual hecha palabra, pensamiento, o simple vocablo airado transformados por una misteriosa dimensión que descansa en un extraño  subconsciente colectivo. No es un hecho aislado, un  vulgar cruce de cables, el atentado al Maratón de Boston, ni la matanza de la escuela, ni el asesinato en masa en la isla noruega. Todas esas atípicas y horribles acciones son por efecto de una maldad interior creciente en un mundo sobredimensionado y abiertamente desigual. Desigual, menos que lo fue en otros tiempos, pero profundamente desigual, sin rumbo para equilibrar la errática trayectoria del devenir. Demasiado odio, demasiada insatisfacción por el fracaso individual en medio de un mundo que evoluciona sin contención material. Y lo peor es que difícilmente puede ser de otra manera. Rezuman calamidad muchas mentes excluidas de la vorágine del dinero, de las oportunidades vitales, y en cambio conectadas a una tecnosfera informativa que no hace más que  atizar el fuego de su evidente desigualdad y marginación, Ya nada garantiza la paz social, ni la educación, ni la cultura, ni el estado del bienestar (al menos  bienestar relativo si echamos la vista atrás unas pocas décadas), ni los proyectos solidarios, ni la mismísima Democracia, ni el aumento de expectativa de vida, todos valores excelentes en lo inmediato. Pues ni aún con todo ello cesa la violencia, crece y conmociona (por ahora) hasta que nos hagamos resistentes a las tragedias ajenas. Debe existir una causa maligna que se está colando misteriosamente en muchas mentes, y de continuar este proceso compulsivo de desear el mal del prójimo se acabará colando en la dotación genética de muchos. Y en poco tiempo en la de todos.

             Mi más sentido recuerdo a todas las víctimas de cualquier forma de terrorismo

miércoles, 10 de abril de 2013

Dinero


 
 
 
            Los antineoliberales, como el recientemente fallecido José Luis Sampedro (e.p.d.), invocan un sucedáneo de moralidad necesaria en el mundo del dinero, virtud o bondad, para atemperar sus efectos alienantes en la sociedad. Son confesiones a medias, son fragmentos de buenas intenciones, tan reduccionistas como simplones. No hay más tratamiento contra la codicia que la honestidad general asumida como pauta de conducta ejemplar. Y sobran opiniones, diatribas y componendas. Uno puede remitirse a los textos sagrados de las grandes religiones para encontrar con más exactitud y mejor explicación como debe conducirse el ser humano ante las lacras provocadas por el vil metal. Allí queda mucho más claro que solo la intachable conducta de cada persona garantiza la armonía de la justicia distributiva en la convivencia social. Y es que los grandes tratados éticos ya han sido escritos y no admiten dudas, como sucede con  la ley de la gravedad en Física. De ahí que esas soflamas de indignación me causen cierta hilaridad al estar declamadas con las bocas pequeñas de grupos ideológicos que transigen normas básicas en múltiples facetas de su vida ciudadana y personal. Simplemente por ello pierden cualquier credibilidad y  se convierten en meras amenazas sin horizonte de conciliación alguno. Tanganas de  marrulleros en el campo del deporte ilegal. Mueven resortes sensibleros  de forma artera, progresan merced a la descomposición del corrupto sistema político, y jalean un status de acción que persigue satisfacer sus propias envidias, tan solo eso, ególatras incluidos.

            Los modelos económicos de las sociedades cambian, se adaptan, fracasan y sufren reordenaciones, es cierto. También es cierto que la pervivencia y la prosperidad de cualquier pueblo se fundamentan en la calidad humana de sus ciudadanos, en su conjunto. Cuando se adquieren demasiadas necesidades, se cierne la esclavitud de forma inherente. Cuando no se diversifica la acción se entra en regresión. Así, desde la noche de los tiempos. Si alguien quiere ser realmente libre debe liberarse a sí mismo, y  librarse del afán compulsivo de poseer. De lo contrario… bancarrota para los ricos… y desahucio para los pobres.

martes, 26 de marzo de 2013

Los tres adjetivos de Freud





Hace  algunos años escuché en Radio Nacional la noticia de la celebración del Congreso Internacional de Psiquiatría  en España. El periodista hacía referencia a Sigmund Freud y a sus escasas relaciones con profesionales de nuestro país, hasta el punto de que tan solo dos personajes nacionales se habían entrevistado en persona con el prestigioso psiquiatra. Freud había entrado, ya en vida, en la Historia de la Medicina y en la del mismísimo Siglo XX  por lo que su accesibilidad no era nada fácil. Así las cosas, el eminente doctor recibió exclusivamente en su despacho de  Viena las visitas del profesor Sarró, de la Universidad de Barcelona, y de Salvador Dalí. Curioso, pero lógico, porque el interés de Freud por el surrealismo se sustentaba en las múltiples conexiones de ese movimiento artístico con el  Yo y el Superyo de sus teorías conductuales. Estaba claro que Dalí respondía al  espécimen digno de estudio para él, Pero lo insólito llegó a continuación, cuando el locutor, en una encomiable búsqueda de archivo radiofónico, nos ofreció un fragmento de una entrevista a Dalí en la que el mismo “Divino” relataba ese encuentro con Freud.

“Freud no hacía más que mirar en silencio el dibujo que le había regalado, hasta que me harté y entregándole un manuscrito personal le grité: haga usted el favor de leer este manifiesto porque, por si no lo sabe, yo soy mucho mejor escritor que pintor, Entonces, se me quedó mirando y me dijo: vaya tipo más bravo, paranoico, y español”




            Desternillado de risa y emocionado al mismo tiempo casi tuve que detener el coche al escuchar esta joya de anécdota. La cercanía de un momento estelar, narrada por un personaje irrepetible, me sobrecogió. Pero hay más. Esos tres adjetivos, pronunciados por un sabio de profundos conocimientos, tal vez definían no solo a Salvador Dalí sino a un pueblo, nuestro país, al menos en aquel entonces. Probablemente hoy ya no seamos tan bravos, lo bravo está cuestionado en la aséptica España posmoderna, y en lugar de paranoicos capaces de lo mejor o de lo peor seamos abúlicos expertos en hacer nada, y españoles…pues no lo sé…muchos ya no quieren serlo. Pero si Freud así definía al excéntrico genial hijo de Figueres (Empordá) y afincado en Port Lligat  (Cadaqués), es que lo presentía muy español.

            ¿Y si volviéramos a estos adjetivos?

miércoles, 13 de marzo de 2013

Jorge Mario


           




           A Jorge Mario le espera una tarea impresionante, difícil y compleja. Aunque las profecías son vaticinios que no siempre se cumplen, las de San Malaquías ahí están pronosticando que este es el último Papa, y tratándose de un auspicio medieval produce una enigmática y misteriosa sensación.  ¿Qué va a ocurrir bajo la mitra de Francisco I? Es impredecible, pero sin duda algo se va a mover.

            La historia de la Compañía de Jesús arranca con un militar herido que abandona las armas para convertirse en ermitaño. Parece increíble que un hombre con secuelas de guerra que huye del mundo y se  refugia en una cueva del macizo de Montserrat se convierta en uno de los más influyentes personajes del inicio del Renacimiento. Una epopeya digna de un guión y un film antológicos, sugerencia que le hago a Steven Spielberg. Todo el proceso de los jesuitas descansa bajo el signo de la regeneración, como adalides de la Contrarreforma. Designados para la enseñanza (creo que como encargo peyorativo de aquella Curia en aquel tiempo) y enviados al Nuevo Mundo para evangelizar (otro encargo áspero y difícil). Baño de dureza para modelar una doctrina de rigor intelectual, sutil metamorfosis de la espada hacia la pluma, y hacia la fe.
            He conocido, en mis años escolares, a algunos sacerdotes jesuitas y debo confesar que eran personas inteligentes, directas, y combativas, por lo que guardo un recuerdo más que aceptable de ellos. Ignoro si lo que percibí de su ministerio religioso y formativo de jóvenes todavía persiste en la actual Compañía de Jesús, pero es probable que Jorge Mario intente algo decisivo para salvar la zozobra de la Iglesia. Se precisa abnegación, disciplina, rapidez de movimientos, y puntería para realizar con éxito la misión, y no estoy hablando de una acción bélica sino de algo más crucial. Aunque se parezcan.

                   Por cierto, este Papa no dimitirá.

domingo, 3 de marzo de 2013

Payasos





La política no es cosa distinta de la vida misma. Tenemos, como políticos, lo que somos como sociedad, ya que de ella han surgido aquellos. Italia con dos payasos, de distinta camada, en su arco parlamentario. Será que la bota itálica atraviesa muy malos momentos en su salud mental y se ha abandonado a un chiste fácil para distraer su profunda empanada social que alcanza al microestado vaticano. Digamos que en esa península clásica y otrora gloriosa se han quedado sin fuerzas para acometer acciones restauradoras, o simplemente para plantar cara al desafío cotidiano. Síntoma inequívoco de depresión.

En España, o lo que queda de ella, las cosas no son muy distintas, aunque el elenco circense tenga un perfil más adusto, más tragicómico. Si presenciamos ridículos explicatorios en el Congreso, si los políticos catalanes invocan a santa independencia cual salve marinera, si en Valencia aumenta el tufo de corruptelas, en Andalucía se sigue mirando hacia otra parte mientras se recompensa con dinero público a los mamporreros de los señoritos de la Junta,  si la izquierda institucional se desmorona como un castillo de arena a cada ola mansa que rompe en la playa, si allí donde hayan unos euros frescos y distraídos aparecen manos ávidas para robarlos sin nocturnidad ni alevosía, significa que todos, todos, nos hemos sumido en una obnubilación colectiva.

Llevamos mal camino. O reaccionamos cada uno en su día a día, exigiendo y exigiéndonos lo correcto o esto se nos llena de payasos políticos. Por cierto que ya asoman en el horizonte y están haciendo el pasacalles en los supermercados, las plazas públicas, los aledaños del Congreso, y las Universidades. 

lunes, 11 de febrero de 2013

Carta abierta a Benedicto XVI


 
 
 
Santidad: le hubiera pedido que sacara fuerzas de flaqueza,  y le habría exhortado a  que ante la enfermedad creciera su fe, que una renuncia no es nunca el camino del sucesor de San Pedro, que la vocación de Pastor espiritual es para siempre y hasta trasciende la muerte. Le habría susurrado que solo se pierde ante el abandono, que por angosto y difícil que sea el viaje de la vida mientras quede un ápice de convencimiento jamás se sufre derrota. Le habría estrechado mi mano anónima para transmitirle coraje, para recordarle que como las arenas de los mares y las estrellas del cielo,  muchos, muchísimos, han asumido la creencia más noble en el magisterio de la iluminación pontificia como guía de acercamiento a la verdad. Y aunque mis palabras nada cuenten en la inmensidad del Mundo me resisto a silenciarlas.

No soy ningún hermeneuta, y mis conocimientos religiosos son precarios, no soy litúrgicamente practicante, y albergo tanta duda sobrenatural como errores y faltas he cometido en mi vida. Pero soy cristiano, y para ello me bautizaron. Tengo el honor de estar sentado en la mesa de esta Comunidad que un Jesús de Nazaret fundó para que nos diésemos la esperanza de sentirnos seres de amor y paz. No es nada melifluo comprenderlo después del ejemplo absoluto, completo y total, de morir en una cruz perdonando a sus verdugos. Ante estos hechos no hay otra mirada que la que indicó en su agonía, mostrando el camino de la fe. Eso es el cristianismo: fe. No es premio celestial al morir, ni castigo infernal, no son dimensiones ni de gloria ni de tormento. El auténtico cristiano no espera un cielo ni una resurrección, solo posee la existencia en la oportunidad cósmica de nacer y hacer el mayor bien posible. Fe. Estamos glorificados por la estricta virtud de la vida. Ahí es donde su Santidad, con esta equivocada decisión, ha lastimado el corazón de la cristiandad. Dios aprieta, pero no ahoga. Debió tenerlo en cuenta.

Mi decepción es del todo mística, y tan terrenal que soy. Hoy he empezado a reconocer que la decadencia de las Iglesias, todas, ha sido el mal endémico del olvido de los principios. Platón tenía razón, “un instante después, toda idea sublime ya está degenerada”.

martes, 22 de enero de 2013

El chiste sebáceo







Hablemos de la extirpación de un quiste sebáceo, la operación más común  en Cirugía General, realizada bajo anestesia local y sin ingreso. ¿Una simpleza? No. Tiene enjundia la cuestión cuando ésta se realiza en un hospital público. Veamos.

La Señora Margarita entra en la consulta. Viene con un volante de su Médico de Cabecera (ahora de Familia,  aunque la  familia  se encuentre en entredicho actualmente), volante redactado varios meses atrás. Pero llega la paciente y me muestra un “hermoso” quiste en su espalda. Redacto una sucinta historia clínica y cumplimento la inclusión en Lista de Espera, que mi enfermera se encarga de diligenciar. Somos 2 atendiendo a la Señora Margarita. La hoja de inclusión en Lista de Espera llega a Admisión. Allí 1 administrativa lo introduce en el soporte informático. Ya somos 3. Pasan los días, las semanas, algunos meses, y otra administrativa llama por teléfono a la Sra. Margarita para comunicarle  que la han programado para extirparle en quiste sebáceo tal día a tal hora. Ya somos 4. Llega el día de intervención. Acude  Doña Margarita y una auxiliar clínica la recibe y le entrega ropa en el vestuario. Somos 5. Un celador la traslada del vestuario al quirófano. Alcanzamos 6. Por fin llega el momento. En el quirófano estamos enfermera quirofanista,  auxiliar clínica y cirujano, 3 más. Hasta aquí ya somos 9. Extirpamos, con éxito, el quiste. La Sra. Margarita está encantada. Le damos un pequeño informe para su Médico, haciendo constar que tal día la enfermera del Centro de Salud le retire los puntos de sutura. Llegamos a 10. Pero, como todo lo que se quita en un quirófano es preceptivo analizarlo, remitimos el quiste extirpado al Patólogo. Somos 11. Al fin terminamos con el quiste, todos muy contentos, la Sra. Margarita la que más. Once retribuciones, once funcionarios, once para vencer el azote de una glándula obstruida en la piel. Así es  siempre, en miles y miles de casos,  cada año en nuestro país.

Esta es la secuencia absolutamente real y verídica del proceso, y estamos hablando de uno de los más simples. ¿Eficiencia? Esto es España y su gestión administrativa de la Sanidad. Función Pública, como quieran llamarlo. Esto es lo que hay.

P.S. He desestimado remitir este post al Consejero de Sanidad de mi C.A. y mucho menos a la Ministra de Sanidad. Creerían que les cuento “un chiste sebáceo”.

viernes, 11 de enero de 2013

THEO







                

                Imagino que al poner  pie a  tierra, en la pista del aeropuerto, le invade una profunda emoción. Ha regresado a su país después varios años de ausencia. Ni el cielo, ni olor del aire, se parecen en lo más mínimo al de donde, varias horas antes, ha despegado. Contempla los aledaños con viveza y se percata de que las cosas han cambiado hasta que un leve escalofrío le recorre las entrañas. Ya en el edificio terminal, mientras aguarda por el equipaje, rememora su partida hacia España, vía Bruselas, desde este mismo lugar. De eso hace mucho tiempo, todo el que ha transcurrido en estudiar su carrera, trabajar, y escribir una tesis. Años de formación para regresar ahora junto a los suyos e iniciar una nueva etapa. Sabe que trabajo no le va faltar ni oportunidades para desarrollar su profesión, eso sí  con bastante precariedad de medios, pero qué más da… ha vuelto a casa.

               Entre la niebla, el ferrocarril se detiene chirriando. Por el andén caminan hinchas del Bilbao con banderas rojiblancas, txapelas e ikurriñas. Es domingo. Algunos lo miran con cierta sorpresa. El ya está acostumbrado a despertar esa reacción en los feudos de Euskalerria. La extrañeza de ser negro en esos pagos. Desciende a buen paso entre regias casonas  hasta su destino. Al finalizar la ceremonia me lo presentan. Este es Theo. Un tipo magnífico, de semblante amable, que irradia bondad y humildad. Hablamos de todo un poco y me cuenta que está preparando la tesis que terminará en Francia. Me conmueve, hasta el punto de percibir una serena  vibración, y presiento que estoy ante un gran hombre. Sus palabras son justas y simples, acertadas  sin esfuerzo. Veo el rostro auténtico de la sencillez.

               En el Congo sigue la guerra. Se libran combates en el nordeste, escaramuzas e incursiones sangrientas. Todo sigue ardiendo en la vorágine de la lucha por una supervivencia asimétrica entre tribus. Hay mucho peligro. Desconcierto. Hambre. Persecuciones étnicas, religiosas, políticas.  El odio es ahí  como una plaga biológica de la que enferma la población. Es el odio de los ancestros espoleado por las armas automáticas que venden los países occidentales. El destino de Theo y su puesto de trabajo, después de años de estudio, se encuentra allí. Se ha preparado muy bien y está  deseoso de ponerse manos a la obra. El sueldo está negociado: no tiene sueldo, ni afiliación a la seguridad social: no existe. Theo es cura y ha emigrado a su tierra.