viernes, 30 de diciembre de 2011

Mendigos



En mi novela, no publicada, "Cenadurías de diciembre" el protagonista es un mendigo, y toda la historia gira en torno a su vida. Siempre me han atraído esos personajes que discrepan de la fortuna y se encaminan hacia un viaje solitario y ajeno a las normas. No son gente sencilla, su existencia está plagada de controversias y de ferocidades naturales, como si representasen el punto y aparte de la sociedad. Estos días les recuerdo con reiteración. Será la Navidad, será el frío, o la nostalgia. Para mí son los auténticos indignados que solo aspiran a abastecerse en el día a día, sin ambages, sin doble moral, sin recursos. Inmersos en la pobreza, dentro de la esfera hermética de la ausencia de necesidades espúreas, van de aquí para allá pateando calles y caminos, o viajando como polizones. Me dan mucho que pensar.

Raros, desconfiados, huraños, si, y humanos, profundamente humanos. Creo que supe captar todo eso en mi novela, la que surgió de un cuento escrito en el bochorno de un verano, desde mi trayecto cotidiano al trabajo al pasar por delante de uno de esos albergues, y de un sentimiento de soledad que tal vez me espoleó, en aquel tiempo, a dedicarles 128 páginas. No se si algún día me decidiré a editarla, ni se si estoy por la labor desde mi condición de diletante de la literatura, que no de escritor, pero si lo hago prometo que le regalaré un ejemplar al primer mendigo con el que me cruce.

Son gente necesaria, aunque parezca que no. Son desfavorecidos, en su mayoría, pero los hay, también, que solo entienden la vida desde esa andadura. A todos ellos, mis mejores deseos para 2012.

martes, 13 de diciembre de 2011

El bosón de Higgs


El bosón de Higgs es la nueva representación intuitiva de Dios. No bromeo. Supone el elemento creativo de la materia, de la masa, desde las fuerzas electromagnéticas, generando en las sucesivas transformaciones cuánticas la vida. Me llama mucho la atención que ahora, en estos tiempos de negación divina, irrumpa el fenómeno ultraestructural de la Física más avanzada. Estos teóricos son lo mismo que los místicos del ayer. Son seres intuitivos al más alto nivel, profundizando el pensamiento de manera similar a la de los grandes santos de todas las religiones. Aldous Huxley en su libro Filosofía Perenne describe con acierto y maestría la concurrencia común de todas las experiencias místicas, y evidencia que el soplo interior de la noción de Dios se halla en todas las aproximaciones de las diversas doctrinas teológicas. Eckart, Santa Teresa de Jesús, los poetas sufíes, los shivaíticos, los budistas, etc, se basan en un mismo trayecto hacia la perfección que no puede ser entendida más que con la fe. Recomiendo el libro. Más allá de cualquier tesis reduccionista del ateísmo contemporáneo debe reflexionarse, a la luz de estos recientes postulados de las subpartículas, acerca de la Creación. No pueden tomarse más que como metafóricos los antiguos textos sagrados pero no como ficticios, puesto que se han escrito desde la intuición para un tiempo de simpleza social, para hacer comprensibles los fenómenos sobrenaturales al vulgo. Aún el bosón de Higgs es sobrenatural, y lo será durante muchos y muchos siglos. Se le siente con una emoción indescriptible de respeto temor y misterio. Es una auténtica revelación de la existencia de otras dimensiones omnipotentes, digamos de Dios.

Difícilmente seremos capaz de demostrar experimentalmente su genuina naturaleza, la del bosón. Hoy por hoy estamos más cerca de ese enigma, pero aún infinitamente lejos de descifrarlo en su complejidad. El efecto del bosón es el mismo que el de los milagros, que redundan en la magnificencia y en la imposibilidad de comprenderlos. Creo que la progresiva adopción de la religión cosmofísica es un hecho evolutivo del ser humano y no enfrentado a las religiones clásicas. Todas vienen a revelar lo mismo, todas tienen su cúmulo de aderezos simbólicos que refuerzan la genuina idea del Ser Supremo, ángeles, demonios, leyendas, apariciones, como la disciplina científica tiene sus hipótesis, teoría de las supercuerdas, de la incertidumbre orbital, de los estados de la energía, y la propia imposibilidad de resolver ecuaciones de espacio-tiempo a nivel estelar. Estamos ante el mismo fenómeno sobrecogedor y lejano de las primitivas civilizaciones: comprender a Dios. Y conocerlo.

Ignoro si las últimas palabras, estertorosas, que Albert Einstein pronunció a la enfermera que le atendía tenían algo que ver con todo esto. Nunca se revelaron, posiblemente fueron ininteligibles en el momento en el que la rotura de un aneurisma aórtico le dejaba sin fluido vital. Tal vez… en esos instantes alguien muy inexplicable andaba por allí.



viernes, 25 de noviembre de 2011

TERRA INCOGNITA S.A.



Todos los días, desde la altiplanicie, observaban las montañas lejanas, siempre con la misma curiosidad y la misma displicencia. El camino a la cantera era sinuoso y descarnado, azotado por el viento frío que soplaba casi todo el invierno, y el cielo nunca variaba...era siempre de color gris. Apenas hablaban entre ellos, como si el silencio fuera un precepto de obligado cumplimiento, y las cortas frases que intercambiaban solían hacer referencia a detalles del trabajo. Nunca sonreían. Oteaban el horizonte helado que se difuminaba al pie de la cordillera mientras avanzaban con la primera luz del día. Claridad opaca de monotonía. El itinerario no era demasiado largo, ni penoso de andar, distaba tan solo dos kilómetros de sus casas, aunque sus casas distaban mucho desde la labor maquinal de su larga jornada en la cantera. Las horas no avanzaban durante la extracción de aquellas moles de piedra que los carros se llevaban por la vetusta carretera hacia un destino desconocido, más allá de las montañas. Nadie sabía a que se destinaba el material granítico, aunque lo cierto es que la demanda era incesante y el laboreo no se detenía ni un solo día al año.

Llevaban muchos años sin cobrar, pero seguían siendo escrupulosamente puntuales a su trabajo. La noche era su única evasión. Dormían exhaustos hasta que la nueva jornada se iniciaba, sin apenas unos minutos para desperezarse. Con la vista puesta en las crestas lejanas se ponían a andar todos los días. Y mascullaban en voz baja los avatares de la enorme pared que un día más les tocaba perforar. Nunca hablaban de otra cosa. Nunca enfermaban. Nunca moría nadie en aquel pueblo de trabajadores. Las órdenes de las tareas se daban con toda precisión de uno a otro sin que nadie conociera desde donde se impartían. Si alguna vez alguien rememoraba el día en que se instalaron en aquel lugar desconocido los demás hacían oídos sordos y se enfrascaban aún más en su labor. Todos aguardaban en silencio cuando las tinieblas se extendían desde el horizonte. Entonces regresaban a sus casas, camino de vuelta ya en plena oscuridad.

jueves, 10 de noviembre de 2011

In eternum



Y seguía pensativo, desgranando el enigma de la vida, si así podía llamarse. Entre la bruma de la mañana y la luz dorada del atardecer se daba tiempo para encontrar respuestas, pero la vorágine de rutinas cotidianas no le concedía tregua para abstraerse lo necesario. La existencia, claro, la existencia lo gobernaba todo. La percepción, tan cambiante, no le prestaba ayuda útil. Y los sentimientos, esos, se le habían secado con premura. Tampoco sabía donde estaba exactamente, y que hacía allí. Se veía a sí mismo como un extraño caminante sin rumbo y sin destino. Además de recurrir a las ensoñaciones había relativizado todo lo que aprendió. Ya no era momento de retroceder, ni de avanzar, ni siquiera de sentarse en el suelo y deshacerse en lamentos. Solo podía enmudecer, y mirar a su alrededor para alimentar su noción de realidad, quizás en un intento de superar el terrible agarrotamiento mental que acechaba como una fiera silenciosa. Las cosas no le ayudaban, las oportunidades de descubrir un pequeño resquicio de interés no aparecían. Antaño, cuando era joven, se permitía la licencia de aplazar esos hallazgos, de confiarse a la diosa fortuna que estaría al llegar en cualquier momento. Nunca llegó a conocerla, y probablemente ella a él tampoco.
Los días ya no podían sumarse, ni recordarse con claridad. Los meses circulaban como un viejo mercancías , sin detenerse jamás en las estaciones donde él aguardaba. Los años le hacían la burla como enmascarados carnavalescos. Solo tenía minutos y segundos para juguetear, y cada día se le hacían añicos en sus manos. Apenas le quedaba aliento para recomponer su pensamiento. El tiempo le traicionaba y el espacio le arrojaba a un horizonte impreciso.
Tras andar el mismo sendero una y otra vez se interrogó en un grito. No obtuvo ninguna respuesta.
Bajo su lápida, reinició sus pensamientos. In eternum.

lunes, 31 de octubre de 2011

Noche de Difuntos



Mi entorno, esta noche, ya no se llena de consejas ni de ritos funerarios, la tradición ha expirado como un mortal más, sin señas propias. A lo lejos, en la calle, oigo las voces de unos "fantasmas" que van, medio borrachos, a celebrar Halloween. También el mercantilismo occidental, muy occidental, ha enterrado a nuestro secular recogimiento para disuadirnos a todos en eso de rendir honores a nuestros muertos entre recuerdos, boniatos, y castañas . Esta noche es del pasado. Qué pena.

La ideología moderna, adjetivo inexacto, desdeña y oculta la muerte, y lo hace con un hedonismo descalabrado. No es muy recomendable pensar a menudo en la muerte pero en cambio recordar a nuestros difuntos supone un acto de excelencia sentimental. Eso me parece a mí. He visto bastantes muertos en mi vida profesional, pero confieso que sigo sin aceptar con naturalidad el final de la vida. Todo está bastante claro desde el punto de vista ontológico, pero muy oscuro en la ausencia definitiva de quienes nos abandonan. Su desaparición, por natural que nos parezca, origina un extraño trepidar del tiempo, como si el engranaje de la vida, tras la pérdida, bajase a otro nivel de andadura, como si se desarrollara, en adelante, en otro escenario distinto. Es, cómo decirlo, un cambio de rumbo en la globalidad existencial que transcurrirá sin su pulso transmitido al devenir de la comunidad de los seres vivos, la de los que seguimos estando.

Hay frases muy bellas para honrar a los difuntos, como aquella que hace alusión a que nadie muere verdaderamente mientras se le recuerda, a mi juicio demasiado poética. Sin embargo, recordar lo bueno que nos trajeron nuestros fallecidos puede que propicie una misteriosa adquisición en el plano espiritual de nuestra conciencia. ¿Y si, ese trasiego de retrospección, fuese un ciclo intangible de elementos inmateriales que vuelven a incorporarse a nuestra dimensión anímica?

No es más que una hipótesis no demostrada. Voy a apagar las velas antes de acostarme.

sábado, 22 de octubre de 2011

El comunicado



Era una crónica anunciada, el comunicado de ETA. A título personal lo considero una celada más de la banda terrorista dentro de su organigrama político-militar, ya que así es como se ha estructurado desde su fundación. Ahora es terrorismo político, y no vale aquello del cese de la violencia, es la continuación de la violencia por otros medios (parafraseando a Clausewitz). Sin asesinatos se vive mejor, sin duda, pero va a seguir la extorsión, ahora institucionalizada,"legal",va a seguir el acoso moral y ciudadano contra los que no piensen como ellos, el apartheid de los que no son sus correligionarios, y la imposición de una sociedad monolítica que no guarda respeto ni equidad hacia otras formas de pensamiento. Es el triunfo final de "su proceso", el que arranca desde mucho antes de 1959. Veamos.

Los vascos fueron desde el siglo de Oro el pueblo de élite de las sucesivas monarquías españolas. San Ignacio de Loyola, un personaje extraordinario donde los haya, fue un militar de la Corte de los Reyes Católicos, es decir en la fundación de España. Su vida fue una epopeya digna de las más alucinantes novelas de ficción, pero superándolas con su realidad. En su insólita biografía hay un pasaje que para mí define el peso social del pueblo vasco dentro de la nación española. Se le instruye un proceso por la Inquisición en Salamanca, dentro del cual se le acusa de judío entre otros cargos. Es entonces cuando uno de los ponentes del Tribunal aduce lo siguiente: "Judío no puede ser, porque es vasco", constando en acta. Queda libre con cargos menores. Un argumento salvador a todas luces, una condición de privilegio, de esas que se otorgan a aquellos que más próximos se encuentran al gran Poder. Y durante casi cinco siglos los destinos de España se han regido, directa e indirectamente, con la estrecha colaboración de esos personajes nacidos en el País vasco. La conquista de América, su colonización, está plagada de nobles vascos, sin ir más lejos. Puede que las clases de tropa sean extremeños, manchegos y castellanos, pero sus mandos, son vascos mayoritariamente. Así transcurren los siglos, en esa influencia de la predilecta sociedad de nuestros Reyes hasta que algo drástico ocurre en el siglo XX: la guerra civil española y los cuarenta años de franquismo. A pesar de que los años de dictadura siguen confiriendo relevancia a las castas vascas muy católicas y a sus entidades financieras e industriales, el futuro se empieza a ensombrecer para dicha oligarquía. En 1959 se organiza ETA, dispuesta a asestar golpes directos al Régimen y convirtiéndose en un problema nacional. El devenir histórico no resulta propicio a la élite: llega la Democracia. Para ellos supone la liquidación definitiva en su acceso al interior del Gobierno de España, el fin de la prebenda por designación directa, la imposibilidad de alcanzar puestos importantes en Madrid, porque las urnas, y solo las urnas, son quienes deciden. Es entonces cuando ETA se recrudece y golpea con sangre a un País que ha puesto fin a las oligarquías políticas con los votos libres de sus ciudadanos.

A mi juicio creo que esa sociedad, la vasca, siempre ha estado enferma de poder, y dicha patología ha ido cambiando de paciente, Desde aquel insigne Santo a estas hordas de Bildu. Siempre por el poder reaccionario. Ahora quieren seguir mandando sin límites, con su autodeterminación, reduciendo el mundo a un pequeño territorio tras el fracaso histórico de dominar el mundo en el Renacimiento español.

No es un problema menor, es muy contagioso. Recordando a un enciclopedista francés de la Ilustración: "la injusticia hecha a un hombre es una amenaza dirigida contra todos". Si triunfan las tesis de ETA y de Amaiur se cometerá una injusticia contra una pequeña sociedad, y quedarán todas las demás amenazadas. Al tiempo.

sábado, 15 de octubre de 2011

Gauche Divine


En aquellos tiempos existió un grupo heterogéneo de vividores al que, en Barcelona, se le llamó "Gauche Divine". Situados en la España de 1970, cuando Barcelona era todavía España, un estrato geológico de aquella sociedad que ya había saciado su hambre y su sed decidió que el paso siguiente era divertirse. Y así nació el círculo, por llamarlo de alguna manera, en octubre de 1969, exactamente cuando yo iniciaba la Carrera de Medicina. Eran gentes que se autoproclamaban intelectuales o artistas, algunos muy dudosamente y los demás de medio pelo. Por entonces la mayoría de jóvenes estábamos al margen de ese elitista movimiento (un pequeño apéndice apócrifo del Movimiento Nacional, mal que les pese a los otrora integrantes). Sus fiestas, sus reuniones, sus orgías, eran las de una casta favorecida por la dictablanda, en la que gozaban de todo lo que se puede gozar circularmente en su sentido más literal y con el plus añadido del morbo de la represión. Se sabían a salvo de todo mal y de las balas perdidas de la Policía Armada, que solo encontraban los cuerpos de obreros, así como de las palizas de la Brigada Político Social, atestadas exclusivamente a sindicalistas o a izquierdistas comprometidos. De los escasos incidentes contra el Orden Público debo decir que apenas se vieron envueltos, y se saldaron con alguna multa insignificante para sus bolsillos. Se creían superiores, sin más.

Tuvieron musa, Teresa Gimpera, tuvieron mentores, editores, perroflautas, filósofos de pacotilla, y, como no, mariquitas. Oriol Regás, José Mº Carandell, Esther Tusquets, Rosa Regás, Terenci Moix, y un largo etcétera de aparecidos que también querían probar bocado. Entre sus andanzas, que fueron casi todas privadas (vive la propiété priveé), vendieron la moto de la izquierda , pero una moto que no andaba y que solo petardeaba, cuya bujía había hecho la "perla". Esa fue toda su negrura en la negra España, entre copas, porros y orgasmos. Languidecieron cuando se adivinaba la democracia en el horizonte, cuando ya estaban listos para un nuevo objetivo: ganar muchísima pasta y detentar poder político, en cualquiera de sus versiones.

Los que entonces íbamos a pie, o a lo sumo en tranvía, no nos supimos percatar de que todos estos golfos sentían una jocosa conmiseración de nosotros, y en nombre de nuestra incultura se erigieron en proxenetas de la noche intelectual. Al final uno deduce que la extrema derecha no se lleva tan mal con las gentes burguesas de malvivir. Aunque algunos, unos pocos, se hayan arrepentido más tarde de pertenecer a la Gauche Divine no han podido borrarse el indeleble tufillo de su falsa izquierda, su falso arte, y su falsa dignidad.

Estas cosas sí fueron, entre otras, nefasta herencia del franquismo.

domingo, 9 de octubre de 2011

AÑOS DE VINO Y ROSAS



Es tiempo de lamentos, aunque también debería serlo de propósito de la enmienda. Pero no, sino todo lo contrario, porque la razón de esta crisis no es económica, es social. Cuando las cosas se ponen "fáciles" se inicia un proceso de acomodamiento en aquellas sociedades que no profundizan en el progreso, y nuestro país ha hecho exactamente eso. Para los gobernantes es muy simple, es el "laisser fair", apoltronados mientras corre el pan y el vino por doquier, vengan de donde vengan los sustentos. Y ese ha sido el gran error, la inacción durante los años de vacas gordas que ahora hemos empezado a pagar, y cuya duración no puede ser estimada. Sin ser agorero, creo que esto va para largo. Una rancia anécdota puede servir de ejemplo.

La escuché, con nombres y apellidos, durante una intervención quirúrgica hace muchos años, cuando era Residente de Cirugía (sepan que los cirujanos hablamos de muchas cosas mientras operamos, y sirva esto no para desmitificar sino para declarar sinceramente que estamos hechos de la misma pasta que el paciente a quien operamos). Pues bien, el relato fue de Ramón Trías, mi Jefe entonces y personaje extraordinario y cultísimo. Un amigo de su padre, allá por los años veinte, tenía una importante fábrica textil con otro socio, al 50%, y dos hijas jóvenes pero ya en edad de merecer. El negocio era próspero y se hallaban instalados en la alta burguesía catalana, que por entonces atesoraba pingües beneficios al rebufo del noucentisme industrial. Un día, mientras cenaban, el padre se dirigió a sus hijas y les dijo: " debéis casaros pronto, casaros bien, antes de que sea demasiado tarde". Las hijas quedaron atónitas ante la imperativa recomendación del pequeño magnate de las hilaturas y le respondieron alteradas. "Pero, por qué, tenemos solo veintipocos años, nos gusta vivir la vida antes de formar una familia, y nos lo podemos permitir en nuestra situación, no tenemos prisa". El cabeza de familia reiteró su consejo, hasta la obstinación, y las hijas, extrañadas, le preguntaron por el motivo de tanta premura en un buen casorio. "Pare, ¿quin problema hia?". El industrial les respondió: "Cada día dedico menos tiempo al trabajo, y mi socio cada vez más, y aunque todo marcha bien creo que acabará quedándose con el 100% de la fábrica". Las hijas desestimaron la misteriosa advertencia que su padre especulaba, y sonrientes le llenaron de arrumacos sin hacerle ningún caso. Pasó un tiempo y las sospechas se cumplieron. La familia se arruinó y las hijas se quedaron para vestir Santos.

Ignoro lo que nos ocurrirá a todos en el panorama económico y social, pero me preocupa más nuestra actitud como hijos del escenario actual que la consabida pereza de nuestro padres gubernamentales. Sabemos de lo haraganes y mafiosos que son , pero...¿quienes somos nosotros? y ¿qué podemos hacer?. La respuesta es nuestra.
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martes, 27 de septiembre de 2011

VICENTE


Ayer supe que Vicente había muerto hacía pocos días, y lo sentí sinceramente. Con su pérdida se liquidaba toda una época, con más sombras que luces, un tiempo descarnado desde que naciera hace ahora 50 años. Vicente fue un ser timado por la Providencia, llegado al mundo con una grave e incurable enfermedad mental, que marcó su vida desde la infancia. La Psiquiatría más rancia lo etiquetó de oligofrénico, y después de esquizofrénico, esos síndromes que van cambiando de nombre en función de la historia social del mundo. Ahora ha muerto con un trastorno bipolar, o algo así. Pero durante 50 años ha sido un niño loco, un adolescente psicótico, y un hombre marginado. Crueldades de la miseria en la que nació, rayando la pobreza, y de la desquiciada insensibilidad de una sociedad acorralada, entonces, y más adelante desvergonzada.

Debió de sufrir mucho en su vida. Al principio con las palizas escolares de los maestros ruines que nada comprendían de su trastorno y más tarde en el infierno de un hospital psiquiátrico en el que permaneció ingresado largos años durante su adolescencia. Pero sin duda, su maltrecha biografía, ha sido como un inquietante murmullo en la noche y más tarde un gruñido leve que se ha ido haciendo más estridente para terminar por convertirse en un grito desgarrador contra nuestra hipocresía arribista.

Después numerosas fugas del Psiquiátrico, en las que alcanzaba lugares muy lejanos como polizón en los trenes, la Psiquiatría "moderna" lo "excarceló" y fue confiado a sus padres, ya mayores, hasta que estos fallecieron. Solo, realizando pequeños trabajos como repartidor y con la ayuda de un pequeño subsidio, supo mantenerse y hasta se echó una novia con la que pasó algunas temporadas. De su antigua agresividad, reactiva y también esencial, ya no fue quedando más que un status vecinal acompasado por un orden aceptable, ese orden que solo otorga la libertad en su sentido más literal. Era Vicente. Y Vicente era nuestro vecino. Tal vez el destino le ha redimido de unos años inciertos y de nuevo dolorosos, ahorrándole la indignidad de una vejez delirante y dependiente. Quien sabe. Su corazón no estaba bien, padecía insuficiencia cardíaca, y hace pocos días lo han encontrado muerto en su cama. Solo.

Me pregunto porqué nos cuesta tanto asumir nuestra realidad más cercana mientras andamos preocupados por guerras lejanas. Me pregunto porque no sentamos a nuestra mesa a los que desde tan cerca nos necesitan y nada nos piden. Me pregunto porqué explotamos de vanidad mientras tan cerca está la miseria vital de alguien con nombre y apellidos. Me pregunto para qué las limosnas y donativos de incierto destino mientras en el piso de al lado crece una desesperanza monstruosa. Me duele todo esto, y me siento avergonzado. Me duele más que el día en que su madre me dejó su DNI para redactar una instancia y en el reverso, donde figuraba su profesión, ponía...subnormal.

Descansa en paz Vicente, te pido perdón en nombre de todos.

domingo, 25 de septiembre de 2011

AGNOSTICISMO TEOLOGICO



La fe sigue siendo un misterio, una de esas cuestiones también probabilísticas, como las órbitas de los electrones. No hay una sola fe, inalterable y compacta, hay muchas formas de orbitarla. Eso es lo que me imagino ha querido decir Benedicto XVI en Alemania cuando se refiere a la cercanía de Dios en los agnósticos versus el alejamiento de los meapilas rutinarios. A ver... la Iglesia, todas las Iglesias, son el ente pedagógico de la fe, de lo espiritual, de la conexión humana-divina, lo cual no significa su excelsa divinidad.

A través de los tiempos las religiones, res humane, han asumido el papel de traductor del lenguaje divino, estrictamente, aunque hayan cometido el profundo y reiterativo error de irrogarse poderes divinos que no tienen, en modo alguno. Los fundamentalismos, las adscripciones políticas, sociales, económicas, o de influencia histórica, son el más genuino fracaso de las Iglesias, su alejamiento esencial de Dios en la desidia de su papel lúcido e iluminador. Se han degradado en la connivencia con lo no espiritual, alegando su adecuación inmovilista y guardiana de la fe. A medio camino de todo, que es el peor sitio donde situarse en materia de fe.

Es, por ejemplo, dentro de un viejo templo donde se puede racionalizar el sentido de la fe con perspectiva en el espacio y en el tiempo. La interpretación del misticismo, en ese ambiente de recogimiento, puede reducirse a aquella inmemorial frase shivaítica "el mayor secreto es que no hay ningún secreto", o lo que es lo mismo : con la sencillez se puede llegar a comprender todo. Si a lo largo de los siglos millones de seres dedicados a la oración y a la abnegación han mantenido un grado de conciencia en lo espiritual es porque cuantas menos necesidades tiene el hombre más libertad atesora. No es esto una apología de la vida monástica sino, más bien, una conclusión en la esencia de la fe. No hay más premio que la vida, esos minutos de eternidad que nos han otorgado existir. El más ferviente cristiano debe descartar un premio eterno, un Paraíso infinito, y dedicar su tiempo a compartir lo mejor de si mismo en su pasaje terrenal. Ese es su mismo Cielo. Esa es probablemente su auténtica fe, su único modo de contribuir a la existencia de un Dios.

Lo más equivocado en la negación de Dios es hacerlo con la misma irracionalidad que la Iglesia tradicional proclama su existencia. Dejen en paz a Dios, los unos y los otros.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Terapia de Maggot



El término maggot significa gusano, larva, y desde la Antigúedad existen referencias de sus aplicaciones en el tratamiento de úlceras cutáneas con componente de necrosis. Las larvas de la mosca Lucilia sericata poseen, específicamente, la propiedad de producir unas larvas que actúan devorando el tejido desvitalizado o muerto, por lo que dicha propiedad le ha valido, al insecto, el sobrenombre de mosca cirujana. La aplicación terapéutica de dicho método ha sido cuestionada en algunas épocas, pero en la actualidad se emplea en miles de hospitales, sobre todo norteamericanos.
Una mañana, pasando visita en el hospital, lo pude comprobar. Un paciente que había ingresado unas horas antes presentando una extensa úlcera crónica en la pierna izquierda llevaba el correspondiente vendaje que hice levantar para la inspección de la lesión. Cuando observé la úlcera note que algo brillaba de forma borrosa en su superficie. Me quite las gafas y las limpie, creyendo que mi visión no era del todo fina. Pero al volver a mirar comprobé como numerosas larvas se movían en la extensión de la úlcera. Quedé estupefacto, la enfermera casi se desmayó y salió torpemente, y nauseosa, de la habitación. Al regresar, con un frasco de alcohol, la detuve.
" No, esto no hay que matarlo, está haciendo su trabajo con eficiencia" -le expliqué con un convencimiento primordial y emocionado-. Pongamos solo un leve apósito húmedo y dejemos que estos diminutos seres operen con destreza la lesión necrótica". Fue toda una experiencia.

Se me ocurre, por analogía de conceptos, si la situación necrótica de nuestra sociedad, seriamente afectada, no respondería mejor a una terapia de maggot que a grandes e invasivas actuaciones políticas y económicas, es decir, desde la pequeñez de la actuación cotidiana, personal y perseverante de todos los comprometidos con los valores filantrópicos, para ir eliminando toda la podredumbre a pequeños bocados. Cierto es que en esta última década hemos enfermado de gangrena moral, pero al final todo depende de quien más cree en lo que hace, y no de los vendedores de humo y demás farsantes. Está en nuestras manos. Viva la Lucilia sericata.

domingo, 21 de agosto de 2011

UN INSTANTE DE FE






En la cima del Costabona, 2454 metros, hace unos días asistí a un acontecimiento de nostalgia, hoy probablemente anacrónico. Un grupo de seminaristas, guiados por un Páter, celebró una Misa en todo lo alto de la bella cumbre pirenaica. Allí, desde donde se divisa España y Francia en la misma raya de la frontera, de un lado la collada Fonda y del otro La Preste, iniciaron la ceremonia. Cerca del cielo, ya que esa es la sensación subjetiva que se tiene tras una dura ascensión , en torno al sacerdote se inició el sacrificio litúrgico. Me impresionó, he de reconocerlo. Rememoré mis años mozos, en los que también hacíamos lo mismo con el Padre Palau, en el Matagalls, o en portarró de Espot. Pero han pasado mas de 40 años y las cosas no son lo mismo. ¿No lo son... verdaderamente?.
Bajo un sol impecable luciendo en la bóveda azul las preces entonadas al unísono por el grupo sonaban de forma estremecedora. Esa congregación, en lo alto del monte y entre las cordilleras imponentes del Canigó y del Grá de Fajol, agradaba al propio Universo, le rendía honores a un Dios discutido, pero no discutible. Tuve la sensación, aunque muy efímera, de recuperar la fe, aunque entre mis sudores y agujetas. Mi gorra azul marino estaba impregnada de sal, sentia mis piernas fatigadas, y la grandeza del paisaje me hacía alucinar. Cierto. Pero... aquella Misa...era toda una referencia. Ni los tiempos descreídos, ni el poder ominoso del ateísmo oficial y social habían podido con toda la espiritualidad. Me emocioné con el anacronismo presenciado en la cumbre. Cerca del cielo.

martes, 19 de julio de 2011

JAVIER AMOR


Era cordobés, bien plantado, rubio, capaz de derrochar la manera de hacer divertida la vida cotidiana. Divertida, si, y contagiosamente divertida. El fue quien me enseñó a conducir en una
auto-escuela de barriada, exactamente en 1970. De aquellas semanas, y de la relación laboral que además tenía con mi padre, guardo buenos recuerdos, tan buenos que hoy, cuarenta años despues, y treinta desde su fallecimiento, me han venido a la cabeza inesperadamente. Es posible que, además de un excelente profesor de conducción, fuera una de esas personas que, sin apenas percibirlo, dejan impronta en la vida, uno más de los grandes anónimos cuya biografía, sin oropeles, resulta intensa y emocionante.
Guardia Marina, a bordo del Juan Sebastián Elcano, luego marino mercante surcando mares y oceános. Además, enamorado de la vida, seductor y padre de familia, plurimepleado, palabra certera, gracejo invariable, y...alcohólico. Alcohólico aceptado y jaleado. Eso le hizo perder la partida, la de la vida. Todo cabía en su apuesta figura, todo, hasta los sucesivos refrescos de brandy 103 con sifón. El esbelto navío de su personalidad tenía una via, no de agua, sino de alcohol. No prestó atención al percance, y una mañana de otoño se hundió en las ocuras aguas de lla Unidad de Cuidados Intensivos. Allí quedó, en el fondo arenoso del recuerdo. Dejó esposa y un hijo de diez años. Nada supe nunca más.
He quedado en deuda con él, me enseñó el arte de ja conducción, y mi visita al box de la UCI, a su cuerpo acribillado de catéteres, intubado, en coma inducido, no creo haya sido suficiente. Tal vez recordarlo sirva de algo, o tal vez no, pero cuando menos confío en que estas reflexiones se conviertan en una leve poesía a su memoria. Sentir es lo único que nos queda de cierto en la vida

sábado, 16 de julio de 2011

DELICUESCENCIAS


En el panorama político actual todo es delicuescencia, la propiedad química de absorber humedad y disolverse lentamente. El fenómeno es además de curioso inquietante, porque da la sensación de que nos hemos quedado huérfanos de personajes singulares, y sobre todo capaces para dirigir y organizar con rigor y eficiencia, aceptando que la intelectualidad de nuestros gobernantes ya hace años que no pasa del suspenso. Son tiempos confusos intrínsecamente y me pregunto si la clase política, globalmente, está abocada a su regresión e ineficacia por la durísima competencia de las tecnologías emergentes. Es solo una hipótesis, pero llama poderosamente la atención que lo mediático haya alcanzado un grado superior al de herramienta, que lo auténticamente evolutivo sea la informática, donde un simple chip modificad0 abre un universo de aplicaciones y , claro está, el discurso rancio y monocorde del Poder Ejecutivo no puede someter a la vorágine de la ciencia aplicada, cambiante y más poderosa día a día. En otros tiempos, no tan lejanos, la palabra oficial era la máxima referencia social mientras que ahora suena hueca y trasnochada, ha perdido vigencia y sobre todo efectividad.
A todo ello se le pueden poner ejemplos. Un botarate de tomo y lomo ha llegado a presidente de España y otro, un poco más culto, le sucederá. Qué panorama. En esa ciénaga de incompetencias se ha alterado fuertemente la ecología social, con un deterioro peligroso de las relaciones de convivencia social. Todo es progresivamente más cutre, la educación brilla por su ausencia, y el espectro de la desintegración de los valores no solo amenaza, sino que empieza a reinar en nuestro día a día. Se omite el compromiso sincero, la dedicación, la acción solidaria, el decoro, la transparencia de intensiones, el rumbo estable de la vida, los objetivos humanísticos. Y en esa debacle aparecen mutaciones patológicas de revolucionarios con graves taras físicas y mentales que infestan la vida pública con sus detritus. Estamos jodidos, jodidamente jodidos, y lo peor es que esta profunda crisis es fundamentalmente social, más que económica. Nuestros politicos no sirven, no pueden resolver nada. Nuestra sociedad se ha hundido en el barro, y no sabe salir. El dinero no es la solución, es un agravante a mi entender,
Si alguien supiera reestratificar el edificio social, y colocase en buena posición los elementos, se podrían albergar esperanzas, pero lo más propio es que la ceremonia de la confusión continúe, y en una larga agonia, delicuescente, se vaya disolviendo todo. Tristemente.

sábado, 9 de julio de 2011

CAN BARÓ



De los orígenes históricos de aquella casa solariega, que perteneció al Barón de San Luis, nunca nos hablaron en clase. El colegio era público y asesorado por los Jesuítas en aquellos años, pero salvo el Padre Espiritual el resto del claustro docente eran seglares. Teníamos un director mallorquín y farmacéutico, creo que también era falangista aunque nunca lo publicitó. De los profesores los había de toda casta, un exalférez provisional, un rojillo valenciano, un joven de Soria, lánguido y muy alto, un maestro aragonés pura cultura, un alcohólico de Reus, y un expolicía armada. También los había muy ancestrales, de Lérida. Tuvimos a un cura pederasta que a mi solo me besaba las manos cuando me confesaba pero que con otros alumnos la cosa pasó a mayores por lo que el director tomo cartas en el asunto y amenazó a las autoridades eclesiásticas con tirarlo por la ventana. A los pocos días lo trasladaron como capellán a una leprosería de Alicante. En su puesto llegó un gran hombre, también sacerdote jesuíta, que nos enseño el mundo y nos llevo de campamento a Ibiza, en los tiempos de Pink Floyd. ¿Extraño?. Puede, pero no lo creo.
Estas son algunas de mis reflexiones, mejor que recuerdos, que tal vez no vayan ninguna parte, pero si algo es obvio es que desde aquel tiempo atrabiliario de Can Baró he llegado hasta aquí. No es apología del pasado, no es pensar que el ayer fue mejor, es simplemente reconocer que cada cual debe recomponerse con los restos del naufragio intransferible de su adolescencia.

Hice buenos amigos, y aún conservo algunos con los que incluso me veo y con los que me comunico por internet, porque la amistad nunca fue reprimida en aquel tiempo, y con la amistad se puede superar hasta lo más aciago.

Todavía existe mi colegio, es el de la foto, con su tejado ondulado de dos aguas recogiendo y drenando las lluvias y las esperanzas de quienes allí nos educábamos. Sentado a horcajadas, en la arista roma de ese tejado siglo XVIII, vi claro el inmutable entorno social: hay gente buena y gente mala, por partes iguales, entre ricos y pobres, solo la grandeza interior define a las gentes. Que no se nos olvide.

martes, 5 de julio de 2011

SGAE


Que algo flotaba en el aire corrompido de la Cultura yo lo presentía hacia unas semanas, y no hay más que releer con atención la anterior entrada del blog. Y no digo más. Solo...¡cuánta gentuza institucional morreando con golfos políticos!. Teddy y sus secuaces... Asco.

sábado, 11 de junio de 2011

¿La Cultura en la UCI?


¿Se ha muerto la Cultura, o sólo está en coma?. No se mueve, no abre los ojos, pero ¿respira?. Desde luego que algo grave le sucede. Es inquietante.

Allá por los años de la oprobiosa, la Cultura merodeaba y gozaba de buena salud, amenazada pero noenferma. Años en los que floreció, en los que germinó dando hermosos frutos, como si la tierra quemada aportase nutrientes fértiles a su savia, una savia muy sabia. Creció y se multiplicó en la escasez, porque la escasez aligera los pasos en busca de todo, y en esa precariedad se recorrieron todos los caminos. Desde los más grandes hasta los más anónimos desplegaron sus mentes y levantaron la casa en el solar yermo de la época. Hoy, lamentablemente, las cosas son bien distintas.



Aquellos fueron años sudorosos y de frío helador, en los que la sombra de una higuera y el fuego de una hoguera nos redimían de las inclemencias oficiales, y en esos corros se la alimentó de emociones, de ideas, y de acciones. Un soplo de inspiración se trasladaba, sin intermediarios, a la obra. Una genialidad recorría un escarpado sendero y alcanzaba la cima del triunfo esencial, sin subvenciones. Por entonces, una legión de defensores ofreció sus hombros para levantarla, y en ese colosal esfuerzo, casi con el estómago vacío, se alzó la Cultura que habitó entre nosotros.

Hoy es otra cosa. Arte humillante, literatura pestilente, música gutural. Bufones recogiendo monedas, inventores del mal vivir, poetas dela basura. Y detrás, en la tramoya, gentes que nada saben de Cultura repartiendo cazos de garbanzos a unos y sirviendo manjares a otros, prestando camisas, trapicheando como peristas de mirada torva. Son los electos de la nada que dirigen el olympo de las voluntades.

La Cultura se nos está muriendo. De nada sirven las apócrifas oraciones de los alternativos, son tan fútiles como las letanías de los meapilas, ni las ingentes sumas que se reparten los démocratas en la cueva de Alí Babá para levantar ídolos con pies de barro. Los antiguos mecenas han sido barridos por cargos públicos, sin oficio pero con beneficio. Ni un solo trazo de Miguel Angel, ni un solo color de Vincent, ni un solo verso de William, ni una armonía de Wolfgang, ni una rabia de Pablo, ni una curva de Antoni, todo borroso todo disonante, y el ser humano, que busca siempre y exclusivamente la luz, se está quedando a oscuras. En la oscuridad cabe bien todo lo falso, y es casi imposible encontrar lo auténtico.





domingo, 29 de mayo de 2011

PROPERA ACTUACIO DE ELS FUMS PROJECT


El proper divendres, 3 de juny de 2011, a les 9 del vespre, actuació al Casinet d'Hostafrancs amb presentació del nou CD "Dies de Dimonis i sants". Us esperem

sábado, 26 de marzo de 2011

EL BELLAMAR








"Voy a llevarte esta noche a bailar al Bellamar", eso pensaba yo con 11 años aquel verano del 62 en Premiá de mar. La muchacha nunca escuchó esta propuesta, porque en esa etapa de la vida solo se construyen deseos que quedan para siempre en un rincón del corazón para sobrevivir a lo tangible. El Bellamar, en la playa y junto a las vías del tren., ha quedado en la memoria de muchos como un lugar de referencia sentimental y nostalgica, como una advertencia de la aleatoriedad de la vida, ya que al cumplir cincuenta años (esa fue la concesión otorgada en 1948) la maquinaria estatal lo derrumbó haciéndolo desaparecer, fisicamente, para siempre.

Dicen que hasta una noche actuó Antonio Machín, y entre canciones y susurros, durante medio siglo, se enamoraron muchas parejas. Seguramente por eso ha ido creciendo su leyenda urbana, tan romántica que hasta yo mismo la percibí en mi preadolescencia. Todos los días de aquel verano, al llegar a la playa, contemplaba su aspecto seductor, como un reclamo de sensualidad mediterránea, y los domingos por la tarde, desde sus aledaños, se escuchaba a la orquesta interpretando "Bésame mucho" o "La vie en rose" con ese ritmo deliuescente que reverberaba en el aire sereno del atardecer.

Todos hemos tenido nuestro planeta de amor inexplorado, y el mío fue el Bellamar. No está nada mal encomendarse a su advocación romántica, como si de un virtuoso lugar se tratase. A fin de cuentas el amor es algo divino y humano.

sábado, 19 de marzo de 2011

¿NOS REMUERDE LA ENERGÍA?

Es cierto que la Humanidad se ha desarrollado en la precariedad de la energía, pero ello ha llevado mucho tiempo. Hasta el siglo XIX no se descubre la termodinámica, y es entonces cuando se inicia el gran despegue energético. Carbón, máquina de vapor, electricidad, combustibles fósiles, radioactividad. Y al final todo electricidad y todo petróleo. El objetivo es que las cosas funcionen, y que cada vez funcionen más cosas. ¿Hay alguien dispuesto a retroceder? Alguien sensato no. La demanda crece y nadie repara en ello cuando conecta un aparato o cuando enciende la luz. Todavía no está prohibido encender la luz de casa, ni poner la televisión, o la calefacción. Pero, tal vez, nos lo lleguen a prohibir. ¿Hay alguien que lo dude? Por ahora no se apuren, porque hay un triángulo omnipotente: Progreso-Economía-Poder. El Poder se pliega a la Economía, y ésta al Progreso. Porque solo progresando se incrementa la Economía, y con ella crece el Poder. Pueden jugar toda la tarde con los tres lados, verán que divertido. No obstante, tiren de Pitágoras porque no es un triángulo equilátero. Para complicar más las cosas.

Y para acabar, por hoy, E=MC2 sigue siendo irrefutable. Lo dijo Einstein, que murió por la rotura de un aneurisma de aorta abdominal, en aquel tiempo. Si el lucidísimo físico hubiera contado con una prótesis vascular de PTF, un polímero derivado del denigrante petróleo, hubiera podido decir algunas cosas más, y quizás habría callado bocas ignorantes que estos días me están recordando algunos con lo de la central nuclear japonesa a los curas con el SIDA y la homosexualidad. Por cierto, los únicos muertos por accidente de energía atómica en España fueron unos pacientes tratados con radioterapia en el Hospital Clínico de Zaragoza hace unos años, si mal no recuerdo 18 fallecidos. ¿Cerramos también las bombas de cobalto y aceleradores para el tratamiento del cáncer?

Les propongo una iniciativa: retiremos todas las fotos y estatuas, nombres de calles , de plazas, de institutos y colegios que hagan directamente alusión a Einstein, ese malévolo personaje que desentrañó los horrores de la física nuclear y en su lugar pongamos, por ejemplo, egregias imágenes de Al Gore, a bordo de su jet privado y soltando unos chorros de maná ecológico derivado del keroseno quemado en los motores Rolls-Royce del aeronave, empresa en la que invierten (directa o indirectamente) la Reina de Inglaterra, el Vaticano, la mafia rusa, el mismo Al Gore, el Señor Botín, y un larguísimo etc, hasta el cura de Villalpando.


domingo, 27 de febrero de 2011

TIBIAS VARAS




Lo que puede llegar a transformarse, y también a degenerarse, la personalidad y la propia psicología de las personas resulta casi increíble, cuando estos seres se encuentran influidos y sujetos a un entorno potente que les mete en una dinámica especifica de utilitarismo, es decir, que les exige sin cesar un rol determinado y no siempre apetecido. La sociedad, el mundo, la Historia, están llenos de millones de ejemplos. En cercanía, los más esperpénticos, que no los únicos, son los políticos, las figuras mediáticas, o los famosos. Pero sin duda el proceso nos alcanza, en mayor o menor medida, a todos. Me viene a la memoria una anécdota puntual, al respecto, de hace unos años.


Paseaba un sábado de agosto por las elegantes calles de Bagnères de Luchon, en el Pirineo francés, y en estas que me fui cruzando con un grupo de futbolistas que volvían caminando a paso lento hacia su hotel, con sus equipamientos de entrenamiento, algunos embarrados tras la supuesta dura sesión. Eran jugadores del Lleida, que entonces militaba en Primera División, realizando su stage de pretemporada en un lugar de aire puro buen clima y altitud. Me llamó poderosamente la atención el caminar de algunos de ellos, bastante desgarbado, fruto de una peculiar deformidad que se da en algunos profesionales del fútbol: las tibias varas, arqueamiento anómalo de las piernas. En uno de ellos resultaba hasta grotesco, pero lo evidente es que estaba en plantilla y seguramente era uno de los puntales del equipo. Gajes del oficio, como suele decirse, pero lo cierto es que el continuo ejercicio a máxima intensidad, para dar patadas a un balón, defender o meter goles, le habían doblado una parte de su anatomía y convertido en un perfil desaliñado muy similar al de las mujericas que sufren la enfermedad de Paget. Y eso quedaba para siempre.


Algo mucho peor que las secuelas de la alta competición sucede en el orden mental de quienes se exponen, voluntariamente, al mundo de la notoriedad. La carrera por la ambición, o por la consecución de objetivos codiciados, deforma la solidez mental de la mayoría, hasta lo terrible en ocasiones. Cuando menos les priva, para siempre, de un paso elegante en lo humano y en lo ético. No pueden pisar bien y andan mal por lo coherente y por lo sensible. Es posible que en su cama, tapados y antes de dormirse, recuperen un sueño de honestidad y de humildad entrañable, pero en cuanto ponen en pie su cerebro y se relacionan con amigos o rivales, exhiben la fealdad de un discurso taimado y deforme causado por el rol incesante a desempeñar. ¿No sería posible, en lo anímico y en lo mental, mantenerse en un estado saludable y sin deformidades?. Posiblemente sí, pero ello requiere un plus de intelectualidad moral que supone una especie de ejercicio de recuperación post-esfuerzo, un regreso a la normalidad colgando el ropaje de la notoriedad. Lamentablemente, la mayoría de estas gentes no están dispuestas a ese esfuerzo reparador. Prefieren que se les deforme la mente y seguir viviendo de su oportunidad alejados de la llaneza humana más elocuente. Se convierten en seres patológicos sin remisión. Una pena, porque además nos afecta a todos. Lo de esos chavales del fútbol no es nada, solo un símil. Lo peor está en el arqueamiento mental de los nos gobiernan o toman decisiones por nosotros, esos “notables deformados”.

sábado, 12 de febrero de 2011

Juan Antonio Guirado






Hoy, trasteando por Internet, he buscado noticias de mi amigo Juan Antonio y he descubierto que falleció en julio del año pasado. Una gran pena y una gran pérdida, porque él era un genuino de la pintura, un singular e irrepetible. Pero también era muchas cosas más.

Le conocí en Lanzarote en 1985, a través de su compañera, Lali, quien trabaja como anestesista en el hospital Virgen de los Volcanes, yo como cirujano. Con Juan surgió una empatía inmediata. Su extroversión y su transparencia vital me cautivaron, máxime tratándose de un hombre de gran talento y lleno de arte en estado puro. Tal vez esa grandeza explicaba esa sencillez y predisposición, y tal vez por eso cuando supo que me gustaba la pintura me ayudó a pintar mi primer cuadro: un paisaje de la Gería. Nunca olvidaré como me sugería como me dirigía mientras yo trataba de manchar el lienzo, Unos días antes me había acompañado a la tienda para comprar un caballete, un lienzo, pinturas y pinceles, y hasta escribió una dedicatoria en el reverso del caballete, que por supuesto aún conservo y utilizo. Pero además de iniciarme, y hasta de aconsejarme de que me dedicase a la pintura (cosa que no hice por falta de fe en mis supuestas cualidades), descubrí a un hombre integramente espiritual. Me habló de la muerte como una simple puerta que se traspasa sin horror, que él ya había estado varias veces en este mundo, que la paz era el gran activo del alma. Me impresionaba, sí, pero mi adscripción terrenal limitaba el convencimiento. Hasta una tarde en la que Lali me telefoneó, bastante asustada, porque Juan había sufrido un infarto y se encontraba ingresado en una habitación de Medicina Interna. Llegué raudo al hospital y, en efecto, el electrocardiograma y la analítica lo confirmaban sin dudas pero...su aspecto y su estado de ánimo lo desmentían. Nunca vi cosa igual, era como si el percance estuviera fuera de él, hasta el punto de que se incorporó de la cama para buscar algo que darme, creo que un boleto de la Primitiva para que se lo llevase a sellar, y en aquel momento el monitor registró una salva de extrasístoles temibles. El grito de Lali fue inmediato y mi angustia al unísono, pero él seguía a lo suyo sin inmutarse, sin sentir alteración alguna, desdeñando nuestro horror. Increíble pero cierto.

Al cabo de unos meses yo dejé Lanzarote y nos mantuvimos en contacto unos años. El volvió a Los Villares y más tarde a Mojácar, según he leido en el obituario. Le he recordado muchas veces, sobre todo por su autenticidad pictórica y su creencia profunda en el Ser Superior que a mi se me hacía difícil de entender y a él muy fácil. Con él pude compobar que existen seres inmensamente profundos mucho mas allá de nuestra cicatería mental, que son mucho más libres, mucho más amables, y mucho más sensibles que la mayoría a la que pertenezco.

Pero lo insólito, lo misterioso, es que Juan moría un día de julio de 2010 y ese mismo día yo entraba a visitar el convento de La Porciúncula, en S'Arenal (Mallorca), (véase una referencia anterior en este blog personal), y ese día sentí un extraño soplo de fe. Un año antes, en 2009 pasé una semana en el Cabo de Gata y estuve muy cerca de Mójacar (yo sin saber que el residía allí), y lo mas sobrecogedor es que esta mañana...antes de conocer la noticia... he estado tratando de escribir unos versos para una canción sobre pintores. Me da que pensar todo esto.

sábado, 29 de enero de 2011

LAS TRES LLAMADAS


Ha hecho tres llamadas desde Schiphol. La primera a su hijo. La segunda a su amante. La tercera a su marido. El avión tiene una avería y han desembarcado a todo el pasaje. Le da detalles de la situación, al hijo. Pasan las horas y el avión no vuela, se cancela el vuelo de Vueling, valga la redundancia. La mujer es madura y obesa, lleva el pelo corto y viste de negro, cómo no. Ha perdido, negligentemente, su figura, su elegancia, su caché, en una diáspora de aplazamientos para la acción y los propósitos. Y así, en un letargo sedicioso, se ha rellenado de monotonía, kilos y kilos de redondez centrípeta e, inevitablemente, ha contraído un síndrome de amargura mórbida hasta que al fin se ha echado un amante en Flandes, para recibir un placer que se adivina de pocilga sudorosa, lejos de su casa, de su entorno, sin rastros ni pistas, en una clandestinidad casi perfecta. Casi. La segunda llamada es al amante, para comunicarle que queda un tiempo añadido al partido, que la llevan a un hotel con cargo a Vueling y que le apetece un último ataque a la heroica en busca del gol del empate, o algo así. La avidez de esa mujer no deja dudas, a pesar de que uno la hacía más morigerada, más hipotiroidea o más cristiana, a primera vista. Las maletas no aparecen en la cinta, son las secuelas de la modernidad. Desde la 15.30 la avería tiene en jaque y reclusión a 182 pasajeros y entonces, en ese hastío de laboratorio nazi, hace la tercera llamada, al marido. Escuetamente le cuenta lo de la cancelación, lo del vuelo al día siguiente y apostilla con un “así te dejo un día más de tranquilidad”. Y cuelga. Su rostro resplandece y la noche cae sobre el aeropuerto. Sin comerlo ni beberlo, por el mero hecho de estar allí he descubierto una procelosa circunstancia, o no tan procelosa, de cuernos. Pero el mundo sigue y las apariencias siguen engañando, y la infidelidad se sigue cotizando en bolsa, aún con crisis. A mi juicio esta historia no tiene nada de romántico, qué lástima, ni el mundo actual tampoco

sábado, 8 de enero de 2011

El huevo de la serpiente


He vuelto a ver la película de Ingmar Bergman (1977), y he vuelto a sentir una extraña angustia en el ambiente, sobre todo en el ambiente, que recrea el film. La Alemania de 1923, asfixiada por una profunda crisis económica, moral, y social, inicia la maligna gestación de un huevo de serpiente horrible. Pelicula bien interpretada y aún mejor dirigida, para mí una obra maestra. En ella destaca la sordidez de la desesperación individual y colectiva, que en definitiva son lo mismo. Tanto la ambientación, perfecta, como el guión responden al más alto nivel de realización de una cinta que contiene un testimonio crudo de esa etapa pre-nazi de Alemania. David Carradine (más conocido por la serie Kung-Fu) se adapta muy bien al papel, si bien resulta mas brillante la interpretación de Liv Ullman, extraordinaria. Todo se desarrolla con una clave de degradación ominosa de las personas, y aunque la crueldad de algunas escenas provocan el escalofrío, lo más inquietante puede resumirse en la frase que pronuncia "Manuela" al referirse a la situación en la que se encuentra toda la sociedad en esos momentos "...no tienen futuro". Es uno de los instantess mas demoledores de la película. Y la desesperanza se resume de la forma más cruda y espectacular en la secuencia en la que Manuela dialoga con un sacerdote católico al que le pide ayuda y perdón por sus culpas, y en la que finalmente es el sacerdote quien le pide perdón a ella por saber hacer más para consolarla. En la trama argumental subyace la experimentación humana, psicológica y farmacológica, horrores que mas tarde se llevarían a cabo masivamente durante el III Reich. En esas atrocidades iniciales, de lo que luego fue un exterminio masivo, no estaba alineada con claridad una opción política definida ni religiosa, sino que una execrable semilla de maldad megalómana se había instalado entre la debilidad y la fragilidad de un pueblo humillado y rodeado de miseria. Para reflexionar seriamente.

Aunque calificada como drama, la película es mas que un drama para alcanzar la desesperanza mas realista. Quien sea hipersensible que no la vea, aunque merece la pena para vacunarse contra el hedonismo actual. Y como, acertadamente, dijo Niechtze: "las cosas más extrañas e insólitas...en el infinito...suceden infinitas veces. Mucho cuidado.

lunes, 3 de enero de 2011